La reciente publicación de la convocatoria para que las instituciones de educación superior (IES) públicas y privadas soliciten su registro en el Padrón Nacional de Posgrado (PNP), permite retomar algunos de sus elementos y procesos para reflexionar en torno a los indicadores de calidad en el máximo nivel de estudios que ofrecen las instituciones de enseñanza superior del país. Conviene agregar que la convocatoria antes mencionada se enmarca dentro del Programa para el Fortalecimiento del Posgrado Nacional (PFPN), bajo la responsabilidad conjunta de la SEP y el Conacyt.
Cabe recordar que hasta los años 70, el desarrollo de los estudios de posgrado en México y en gran parte de América latina había sido incipiente. La cantidad de instituciones que otorgaban los grados de maestría y doctorado era muy reducida y un número considerable de quienes poseían dichos grados lo habían obtenido de instituciones extranjeras (principalmente de Europa y Estados Unidos). Fue con el crecimiento enorme del nivel licenciatura, junto con las tendencias internacionales que promovían la investigación como actividad central de la vida universitaria, que los estudios de posgrado cobraron cada vez mayor importancia. Asimismo, casi desde su creación, el Conacyt impulsó la formación de cuadros académicos de alto nivel mediante el otorgamiento de becas para realizar estudios de especialización, maestría y doctorado en México y en el extranjero. En los años 80, con las dificultades de la economía mexicana y los crecientes costos de la matrícula en muchas universidades del exterior, propiciaron un impulso cada vez mayor –aunque sin dejar de otorgar becas para el extranjero- a los posgrados nacionales. Según datos del propio Conacyt, en la última década del siglo pasado se crearon más de dos mil programas educativos en la IES mexicanas.
De lo anterior se deriva que el PFPN tenga como principal cometido “fomentar la mejora y asegurar la calidad del posgrado nacional, así como reconocer los programas de posgrado consolidados e impulsar la creación de nuevos posgrados de calidad con base en planes estratégicos de desarrollo institucional y consistentes con la planeación de la educación superior en las entidades federativas” (www.conacyt.mx). Hay que agregar que el reconocimiento a los programas de especialización, maestría y doctorado en las diversas áreas del conocimiento se concretiza en aquellos que cuentan con cuerpos académicos consolidados, altas tasas de graduación y la infraestructura necesaria para su funcionamiento adecuado. También se proporcionan apoyos económicos complementarios a los institucionales para fortalecer la operación y asegurar la mejora continua de la calidad de los programas educativos de posgrado que estén registrados en el PNP.
Dicho padrón, creado en 2002 para sustituir al Padrón de Posgrados de Excelencia ha incorporado hasta la fecha a 204 programas correspondientes de 34 IES. De ese total, 174 están clasificados como de alto nivel y 30 como competentes a nivel internacional. El PNP cumple, además, con la función correspondiente a la rendición de cuentas, en virtud de que otorga un reconocimiento público a la calidad de los programas académicos mediante su acreditación e incorporación al padrón. Hay que mencionar también que el proceso de evaluación al que son sometidos los programas educativos de posgrado es, probablemente, uno de los más rigurosos y exhaustivos que existen en el país. Los lineamientos del proceso para que un programa académico quede registrado en el PNP se relaciona con: a) una valoración general del programa en cuestión; b) la revisión de sus mecanismos de operación; c) su plan de estudios; d) los programas, mecanismos e instrumentos de evaluación de los programas académicos, los estudiantes (incluyendo la admisión y el egreso), el desempeño de los profesores y los servicios de apoyo académico; e) la planta académica (considerando como el elemento fundamental para garantizar la calidad de todo programa de posgrado); f) el seguimiento de la trayectoria de los estudiantes; g) un archivo histórico de los productos académicos; h) infraestructura (laboratorios, talleres, aulas, biblioteca, hemeroteca y servicios informáticos, entre otros); i) mecanismos de vinculación con otras instituciones, así como con los sectores social y productivo, y j) recursos financieros para la operación del programa.
Un mecanismo asociado a los ya mencionados es los llamados Programas Integrales de Fortalecimiento del Posgrado, los cuales tienen como finalidad “impulsar la mejora continua de la calidad de los programas a nivel de especialidad, maestría y doctorado para lograr su registro en el PNP en el periodo 2003-2006, así como ampliar las capacidades para el desarrollo científico, humanista y tecnológico”. Conviene resaltar que 82 por ciento de los programas apoyados por el PIFOP corresponden a 79 IES ubicadas fuera del DF. Asimismo, es un esfuerzo por aumentar el número de doctores en el país, existen poco más de 100 programas de doctorado en proceso de consolidación.
Sería muy deseable que los PIFOP contaran con recursos suficientes para alentar un mayor número de IES logre que sus programas de posgrado alcance los niveles de calidad que implican la aceptación en el PNP. Constituiría también un paso muy importante para contribuir a alcanzar las enormes y ambiciosas metas fijadas por el gobierno actual en materia de desarrollo científico y tecnológico, tal como lo establece el Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006.