En estos tiempos en que se discute la reforma a algunas universidades mexicanas –entre ellas la UNAM- es pertinente echar una mirada a las experiencias internacionales. Por las dimensiones y las características que el sistema de educación superior brasileño tiene en el contexto latinoamericano, parece interesante conocer los procesos dirigidos a transformar sus instituciones de educación universitaria. En un largo reporte recientemente aparecido en el boletín electrónico del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, IESALC, boletín.ieslac@unseco.org.ve, 21/1/2003-16/10/2004, el sociólogo Michelangelo Giotto Santoro Trigueiro hace una revisión de la reforma universitaria y los cambios en la enseñanza superior del Brasil.
En dicho recuento, llama la atención que el sistema universitario brasileño es relativamente reciente, pues sólo hasta las primeras décadas del siglo XX se crearon universidades en dicho país. Si bien existían algunas escuelas profesionales aisladas, quienes deseaban asistir a una universidad debían trasladarse a Coimbra, en Portugal. Asimismo, el actual sistema de educación superior es bastante complejo y diversificado en cuanto a su configuración jurídica y su organización. Las universidades representan el tipo menos frecuente de institución, aunque resultan ser, por otra parte, el de mayor relevancia en cuanto al número de estudiantes y el perfil de los profesores e investigadores.
Una de las reformas universitarias más importantes de la nación amazónica fue la de 1968 en la cual se rompió con el modelo de las cátedras, se propició una mayor relación de la enseñanza con la investigación, se introdujeron nuevas actividades académicas como la extensión y la enseñanza especial. También se definieron las reglas para la carrera docente y para el acceso de los estudiantes al nivel de licenciatura, así como para la organización curricular.
En el contexto de este cambios de llevaba a cabo el proceso de expansión de la enseñanza superior y la creciente participación del sector privado (en la actualidad este sector es mayoritario en la matrícula de las instituciones de educación superior). La más reciente reforma ocurrió en 199 durante el gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso, y se caracterizó por la introducción de nuevos sistemas de evaluación y un conjunto de políticas que tenían como objetivo el mejoramiento de la calidad de los programas académicos, así como de las instituciones que los ofrecían.
Estas medidas coincidieron con una serie de acciones que buscaba continuar con la política de expansión de la enseñanza de nivel universitario en la que proliferaron nuevas instituciones (sobre todo de tipo privado), y muchos programas hasta entonces inéditos. Además del recuento de los procesos de reforma, un aspecto que merece destacarse del reporte de Santoro Trigueiro es la conceptualización que hace lo que es la reforma, así como de los patrones que determinaron los cambios a las instituciones de educación superior (IES).
En cuanto al primer aspecto se enumera un conjunto de definiciones conceptuales que se sintetizan en cambios profundos en el ambiente universitario (es decir, el conjunto de las instituciones universitarias y otras relacionadas con la enseñanza superior, así como los miembros que las integran), entendidas como las que dan sustento legal al conjunto de dichas instituciones.
Los cambios a ser considerados dentro de la noción de reforma universitaria deben afectar aspectos y fundamentos de estructuras y procesos organizaciones como: 1) la dimensión normativa o formal en su sentido más amplio; 2) la gestión de la organización institucional; 3) la concepción relacionada con la organización de los saberes (el carácter disciplinario o interdisciplinario de las distintas áreas del conocimiento, la estructura curricular y la concepción pedagógica; la relación entre teoría y práctica, etcétera), y 4) lo que puede considerarse como el modus operandi de la articulación entre la institución y el ambiente externo, que incluye las relaciones con el sector productivo y las demás organizaciones de la sociedad civil.
Asimismo, se consideran dos grandes niveles de análisis de las reformas: el nivel macro, referente a las leyes, decretos y otros instrumentos legales orientados a modificar de modo significativo el ambiente universitario; y el nivel local, en correspondencia con las relaciones interpersonales presentes en la realidad institucional.
La conclusión del autor es que la reforma universitaria no sólo debe ser tarea del Estado sino de las propias IES. Ello se debe que hasta ahora, muchos de los cambios actualmente en curso o realizados recientemente en las instituciones brasileñas se han producido de manera reactiva. Es decir, han sido las IES las que han tenido que adaptarse a las nuevas orientaciones normativas, los nuevos mecanismos de evaluación, las nuevas tendencias del mercado y así sucesivamente. Se percibe así muy poca iniciativa y escasas acciones innovadoras en el conjunto de las instituciones universitarias, sobre todo en las de carácter público.
Por ello es necesario vencer las barreras y las desconfianzas generadas a lo largo del tiempo y pasar de una condición reactiva a otra estratégica, efectivamente autónoma y contemporánea. Este es el mayor desafío que enfrentan las universidades y las IES brasileñas. Creemos que resulta de gran utilidad asomarse a otras experiencias para ver las semejanzas y diferencias así como sus especificidades históricas y pode así aprender de ellas, en el complejo proceso de reforma universitaria.