Uno de los acuerdos aprobados por el Consejo Universitario de la UNAM en la sesión del pasado 29 de septiembre fue la conversión del Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU) a Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE). Esto ocurre cuando el Centro celebra su aniversario número 30 y a pocas semanas de haber inaugurado su nuevo edificio en el Centro Cultural Universitario. De modo que hay un triple motivo para festejar. Fundado en 1976, el CESU tuvo como encomienda principal el resguardo y la organización del Archivo Histórico de la institución, que a su vez había sido creado en 1964 para preservar la memoria de la UNAM. Posteriormente, en 1985, se incorporó al CESU un grupo de académicos del Departamento de Estudios Educativos de la Coordinación de Humanidades, los cuales habían salido del Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE). Años más tarde, cuando el CISE desapareció por motivo de una reestructuración académico-administrativa aprobada en 1997 por el entonces rector Francisco Barnés, se integró otro conjunto de investigadores.
Como resultado de esas fusiones, el nuevo instituto cuenta ahora con poco más de un centenar de académicos, de los cuales 68 son investigadores y 36 técnicos académicos. Cabe señalar que una dependencia especializada en educación superior y en educación en general de estas proporciones, es algo que existe en muy pocos lugares del mundo. Representa entonces una masa crítica, dentro del área educativa, única en el país. De los 68 investigadores, 28 pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), en sus distintos niveles. Ellos están formados en distintas disciplinas: pedagogía, sociología, psicología, historia, economía y administración, entre otras. En cuanto a los técnicos académicos, algunos son especialistas en archivonomía, otros en restauración de documentos y otros más en las distintas etapas del proceso editorial. La producción de libros es también muy considerable, al promediar una veintena al año, en ocho colecciones. Asimismo, el CESU publica la revista Perfiles Educativos, que a la fecha lleva más de 100 números publicados en sus 26 años de existencia. Esta publicación forma parte, junto con otras dos revistas especializadas en educación, del índice de revistas del CONACYT. Las fusiones señaladas anteriormente también han permitido la integración del mayor acervo bibliográfico y documental con que cuenta la institución (y tal vez el país), especializado en temas educativos.
Las tareas de investigación se llevan a cabo mediante más de 100 proyectos de investigación, cuyas temáticas comprenden nueve líneas de investigación y 20 sublíneas. En muchos de ellos hay participación de estudiantes de posgrado y licenciatura. También vale la pena mencionar que gran parte de los proyectos son colectivos y, además de incluir a investigadores y profesores de varias dependencias universitarias y de otras instituciones, su perspectiva de análisis es interdisciplinaria. Por otro lado, la docencia también es una de las actividades que ocupa a los investigadores, pues participan en la impartición de cursos de posgrado y pregrado en distintos programas de la institución y de otras más. Además, una parte considerable de los académicos también fungen como directores de tesis o como miembros de comités tutoriales en diversas maestrías y doctorados. En fin, como puede verse, el personal atiende las tres funciones sustantivas de la institución.
Al mismo tiempo que la creación del nuevo instituto es un reconocimiento institucional a los logros y la trayectoria académica de sus investigadores así como a la dependencia en su conjunto, es también una magnífica oportunidad para que el IISUE amplíe el horizonte de sus proyectos al sistema educativo en su conjunto. Hasta ahora, el foco de sus esfuerzos estaba casi centralizado en la educación superior, aunque los proyectos para abarcar los demás niveles habían comenzado recientemente. Pero también el nuevo estatus del ahora ex-CESU lo compromete a mantener y/o mejorar la calidad de sus acciones académicas principalmente en lo que se refiere a la investigación, aunque sin dejar de lado la docencia. Uno de los desafíos será fortalecer su presencia en el terreno de la investigación, a nivel nacional y en exterior, así como consolidar sus lazos de cooperación con otras dependencias dentro de la UNAM y con otras instituciones, al igual que con los otros niveles educativos.
Ante el panorama desalentador de nuestro sistema educativo al término de una administración federal que prometió mejorarlo sustancialmente, una de las obligaciones del nuevo instituto habrá de ser el de no escatimar esfuerzos para contribuir -en el ámbito de su área de acción- a que dicho sistema deje de ser una zona de desastre. Como mencionamos al principio, se trata de una masa crítica de dimensiones únicas en el país y que cuenta con una infraestructura muy adecuada para desarrollar todo su potencial, en el estudio de los complejos problemas educativos que agobian al México de principios del siglo XXI. Estamos seguros que el personal académico del IISUE sabrá estar a la altura de este desafío.