Haber participado en el grupo que comanda Jorge Medina Viedas en este suplemento que hoy llega a su primera década, es sin duda una de las mayores satisfacciones de mi vida profesional. La invitación que por intermedio de Humberto Muñoz nos hizo a varios colegas del Seminario de Educación Superior para colaborar con nuestros puntos de vista al análisis de la educación superior ha sido un reto y un estímulo muy significativo. Por supuesto que el primero de ellos fue—y sigue siendo—trasladar el lenguaje del mundo académico a uno menos acartonado y entendible, sin perder de vista la objetividad, el rigor y la crítica. Hasta donde sé, Campus es uno de los pocos medios especializados en el tema que ha permanecido durante tanto tiempo. Al suplemento lo caracterizan el propósito de equilibrar el reportaje de fondo, la opinión especializada , las noticias de lo que ocurre en las universidades públicas y, recientemente, las novedades de los desarrollos de las comunicaciones electrónicas relacionadas con el mundo educativo y cultural. Como buen conocedor del oficio periodístico, Medina Viedas ha estado atento para ajustar el formato y los contenidos del suplemento y así estar al día con las necesidades de los lectores y aprovechar el potencial de difusión que ofrecen los medios electrónicos, principalmente la internet. En los últimos años, incorporó a un grupo de talentosos e inquietos jóvenes para que lo colocaran y mantuvieran en el ciberespacio así como en las redes sociales.
No está por demás subrayar que un elemento imprescindible para el ejercicio periodístico en cualquiera de sus modalidades es el de la libertad. En mi caso, y en el de todos los colegas que hemos participado de esta estimulante aventura intelectual, la hemos ejercido sin ninguna cortapisa.
A lo largo de estos diez años de colaboración quincenal en el suplemento, me he ocupado de revisar y compartir con los lectores y lectoras una larga serie de temas que surgen de mi trabajo académico y de mi participación en distintos foros y agrupaciones dentro y fuera de México. En primer lugar, debo decir que el trabajo que realizamos en el Seminario de Educación Superior desde hace poco más de una década ha sido un espacio magnífico de reflexión, análisis y discusión de la problemática de la educación superior nacional e internacional. De los debates y discusiones en su interior han surgido ideas y reflexiones que he tratado de plasmar de la manera más clara posible en mis entregas. Asimismo, otra fuente de mis escritos ha sido la participación en diversos proyectos de investigación en los cuales he tenido la oportunidad de compartir ideas e inquietudes con colegas de diversas universidades de México, América Latina y Europa. Una más ha sido la que se deriva de las invitaciones a presentar trabajos en eventos dentro y fuera del país. Otra es el interés en compartir mis puntos de vista sobre noticias que aparecen en los medios impresos como periódicos, revistas y libros. Si bien en este rubro prevalecen las que se publican en los medios nacionales, ocasionalmente lo son las que se difunden en medios extranjeros. En su mayor parte, se trata de aquellos temas y problemas que tienen mayor impacto en la opinión pública y su carácter es primordialmente coyuntural. En la medida de lo posible he procurado que mis contribuciones cumplan con los criterios periodísticos de oportunidad, interés y claridad.
Aunque la gran mayoría de lo publicado se ha enfocado principalmente a la educación superior, también me he ocupado de las políticas de ciencia y tecnología, sin dejar de lado los demás tipos y niveles del sistema educativo (básico y medio superior). En un amplio recuento de los temas tratados en los más de 200 artículos aparecidos hasta la fecha en Campus, los procesos y dinámicas derivados de la internacionalización de la universidad y la educación superior son los que más han llamado mi atención. Me ha parecido importante destacar que muchos de los anteriores influyen de manera significativa en algunos aspectos de las políticas diseñadas e implementadas por las autoridades mexicanas. Algo semejante sucede en el terreno de la ciencia y la tecnología, aunque en el país las actividades relacionadas con ellas siguen teniendo muy poco peso en la economía y el desarrollo.
También me he interesado por comentar, de manera específica, las políticas de educación superior que han sido planteadas y puestas en marcha por los dos últimos gobiernos. Si bien esta temática tiene que ver mucho con mi labor profesional, no he dejado de ocuparme, cuando la coyuntura lo amerita, del nivel medio superior e incluso del básico dentro del sistema educativo nacional. No he ignorado tampoco la reflexión de varios problemas e implicaciones de la relación entre las universidades y demás IES con la sociedad. Aunque en pocas ocasiones ha ocurrido, también me he ocupado de comentar sobre los principales actores del nivel referido, como son los estudiantes y los profesores. Sobre la figura y el papel de los docentes he intentado resaltar su responsabilidad y su relevancia en la sociedad.
Por otro lado, en tanto integrante de la UNAM durante más de tres décadas, primero como estudiante y luego como investigador y profesor así como miembro de diversos cuerpos colegiados, he expresado mis opiniones e inquietudes acerca de lo que en ella ocurre, en las coyunturas difíciles y en los tiempos de celebración de sus logros. Si bien me enorgullece y me honra formar parte de la gran comunidad universitaria, he procurado no ignorar sus fallas y limitaciones.
En algunas de mis colaboraciones también me he ocupado de examinar algunos de los conflictos ocurridos en años recientes en diversas universidades públicas del país, como han sido los casos de la Universidad de Guadalajara, la Universidad Juárez del Estado de Durango y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, entre otras. En el plano internacional, me ha parecido del mayor interés reseñar y examinar la problemática que enfrentan algunas universidades norteamericanas ante los recortes presupuestales que han puesto en riesgo el alto nivel de sus funciones docentes y de investigación. Este ha sido el caso de las que forman parte del sistema de la Universidad de California. Dentro del contexto latinoamericano, he considerado muy relevante señalar no sólo las dificultades que algunas de ellas enfrentan por causa de las restricciones financieras, sino también las iniciativas que algunas de ellas han desarrollado para tratar de disminuir las desigualdades e inequidades de grupos sociales y étnicos en relación al acceso a las universidades públicas de mayor prestigio académico. Destacan entre esas experiencias, las de Argentina, Brasil y Cuba y Costa Rica.
El tema de la autonomía universitaria también se ha incluido dentro de mis preocupaciones, principalmente por la tradición que ha tenido en América Latina desde hace ya casi un siglo y porque ante el avance de las políticas de corte neoliberal, se la ha acotado e incluso, disminuido. Sin pugnar por una autonomía que aísle a las universidades de los problemas de su entorno social, su vigencia constituye un elemento fundamental para que las funciones sustantivas de docencia, investigación y extensión puedan llevarse a cabo plenamente.
La democracia y la ciudadanía, en tanto aspiraciones por una mayor y mejor convivencia dentro de las sociedades modernas, han sido valores que la educación superior pretende fomentar y fortalecer. Aunque en pocas ocasiones, varios de mis artículos han insistido en la necesidad de que las universidades y demás IES, las incluyan en sus planes de estudio y en la vida institucional.
Finalmente, disfrutando del respeto a la libertad del que hablé al principio de esta entrega, he llegado a publicar un par de artículos sobre temas aparentemente alejados de los asuntos universitarios, aunque no tanto. Uno de ellos fue elaborado con motivo de una visita al Museo Evita de Buenos Aires, en donde destaqué diversos aspectos de este controvertido personaje y su relevancia en la vida política argentina. El otro fue la muy interesante experiencia educativa realizada en Venezuela durante más de 30 años por el profesor José Antonio Abreu y su admirable “Sistema” de educación musical en beneficio de la niñez y juventud, el cual ha dado como resultado “un país lleno de orquestas” y una pléyade de jóvenes virtuosos que deslumbran al mundo de la música.
Las cuestiones apuntadas en este apretado inventario han tenido el propósito último de mostrar una parte de la enorme diversidad de temas tratados en estos primeros 10 años de vida de este suplemento. Tengo confianza en que los lectores lo hayan considerado como una aportación significativa al debate y la crítica de la educación superior mexicana e internacional: su preferencia será el mejor indicador. ¡Salud y larga vida a Campus Milenio!