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Armando Alcántara Santuario

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El mundo de la educación comparada

Alcántara-Santuario, Armando. (agosto 01, 2013). El mundo de la educación comparada. Suplemento Campus Milenio. Núm. 520, pp.7 2013-08-01

Para nadie es difícil entender que en el mundo actual, los fenómenos y procesos educativos parecen seguir tendencias que rebasan las fronteras entre países y regiones. También es sabido que la educación comparada, creada en el siglo XIX, comenzó su expansión y desarrollo como campo de estudio a partir de la posguerra. Desde esos años, las investigaciones en ese campo educativo, se han venido desarrollando cada vez con mayor rigor y profundidad en los análisis y la metodología. Entre los factores que han influido para dicho desarrollo, se hallan la creación y el fortalecimiento de varios organismos internacionales derivados de la Organización de las Naciones Unidas, como la Unesco y la Unicef, el Banco Mundial, así como diversos organismos nacionales y regionales de cooperación para el desarrollo. Durante las décadas de los 50, 60 y aún en los 70, un número considerable de los estudios más críticos en el campo educativo internacional y comparado, enfocaban sus análisis a los enormes desequilibrios existentes entre los países del planeta, principalmente entre aquellos que atravesaban por procesos de descolonización, hacia los cuales también se dirigían múltiples programas de ayuda para el desarrollo. Los medios y estrategias para convertir a la educación en mecanismo e instrumento para coadyuvar al crecimiento económico y la distribución de los beneficios de dicho proceso entre los sectores más necesitados, constituían desde entonces el centro de los debates económicos y políticos a nivel mundial. El fortalecimiento de las ciencias sociales (sociología, antropología, economía, entre otras) también fue un importante factor para consolidar los nuevos proyectos de investigación en los temas educativos a nivel mundial.

En esos años se inició el proceso mediante el cual se intentó dar mayor formalidad y consolidación a los estudios en educación internacional y comparada, para lo cual se fundaron sociedades de quienes se dedicaban a investigar los problemas de este emergente campo. Las primeras de ese tipo de sociedades y asociaciones se constituyeron en Estados Unidos, Europa, Japón, Canadá y Corea del Sur. En 1970 éstas se unieron para dar paso al Consejo Mundial de Sociedades de Educación Comparada (WCCES, por sus siglas en inglés), que en la actualidad lo integran alrededor de 40 sociedades de todos los continentes. Ese mismo año se llevó a cabo el primer Congreso Mundial de Educación Comparada en Ottawa, Canadá. A partir de entonces, cada tres años se han celebrado en distintas ciudades del mundo. El más reciente se realizó a fines de junio pasado en Buenos Aires, Argentina.

Resulta interesante, por otro lado, que en el documento final de ese primer congreso, el WCCES, llamaba la atención al estudio sistemático de los fenómenos educativos en el contexto de un mundo dividido por grandes desequilibrios económicos entre los países “desarrollados” y los “subdesarrollados”, así como las enormes diferencias entre las sociedades o sectores de la sociedad “urbanos” y “rurales”. Asimismo, el WCCES, se adhería plenamente a los principios generales de la Unesco, en el sentido de propiciar que la educación permitiera un mayor entendimiento entre individuos y naciones para fortalecer la paz, la cooperación intercultural y el respeto mutuo entre los pueblos, así como el de los derechos humanos. Se buscaba, además, el mejoramiento de los sistemas educativos para hacer cumplir plenamente el derecho a la educación.

Uno de las evidencias de la consolidación del WCCES en el mundo académico internacional han sido los 15 congresos mundiales que se han organizado hasta la fecha. El más reciente, como apuntamos al principio, se acaba de realizar en Buenos Aires del 24 al 28 de junio, bajo la responsabilidad de la Sociedad Argentina de Estudios Comparados en Educación (SAECE), el cual contó con cerca de mil trabajos de investigación e intervención elaborados por académicos y funcionarios de casi 80 países. Poco más de la mitad era de las diversas naciones latinoamericanas, el 15% de Asia, África y Oceanía, y el resto de Norteamérica y Europa. La enorme y diversa cantidad de colaboraciones se organizó mediante la conformación de 284 sesiones, así como paneles, talleres y conferencias magistrales. Para tener una idea de la magnitud del evento, vale decir que el programa era un cuaderno con 176 páginas. También se eligió al presidente del WCCES para el periodo 2013-2016 y se acordó celebrar el próximo congreso en Beijing, China.

Por su magnitud, pluralidad e importancia, el Congreso Mundial de Educación Comparada constituye el foro principal para el debate y a discusión de los principales fenómenos y procesos educativos que hoy preocupan y ocupan al mundo, los cuales se ejemplifican alrededor de temas como la formación de los profesores, la evaluación y sus instrumentos, la cooperación para el desarrollo educativo, la educación en contextos culturales cada vez más diversos, los programas para mejorar la equidad, la educación de niñas y mujeres en sociedades conservadoras, la prevalencia de altos niveles de analfabetismo en regiones y países con altos niveles de pobreza, el financiamiento a los distintos tipos educativos, la educación intercultural, entre muchos otros. Como puede verse, ante toda la amplia gama de problemas educativos—algunos de los cuales han prevalecido por décadas e incluso parecen agravarse—la educación comparada tiene aún enormes desafíos por cumplir.




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