Tal como ha venido sucediendo desde hace ya más de diez años, la semana antepasada (del 30 de octubre al 2 de noviembre) se llevó a cabo la VIII edición del Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE), en la muy hospitalaria ciudad de Hermosillo. En esta ocasión, el encuentro de marras estuvo auspiciado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (Comie), el gobierno de Sonora a través de la Secretaría de Educación y Cultura, la Universidad de Sonora, la Red de Investigación Educativa en dicho estado y la SEP.
Los congresos nacionales de investigación educativa se ha efectuado cada dos años desde hace más de una década y constituyen una de las principales actividades del Comie, junto con la publicación de la Revista Mexicana de lnvestigación Educativa (Remie) y la elaboración, cada diez años, de los estados del conocimiento. Cabe señalar que la Remie es una de las tres revistas mexicanas especializadas en temas de educación que ha sido incluida en el padrón de revistas científicas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). El Comie es una asociación civil que agrupa a los más de 250 investigadores del campo educativo del país.
Los propósitos del encuentro celebrado en la capital sonorense fueron la creación de un espacio de encuentro para promover el diálogo entre los investigadores y, entre éstos, y otros actores de la educación (estudiantes, maestros y profesores y funcionarios). También se tuvieron como objetivos presentar, analizar y valorar la investigación educativa que se realiza en el país, identificando problemas y necesidades de la investigación y la práctica educativa.
Con estas acciones se pretende contribuir a la formación, actualización y superación de los distintos actores de la educación, facilitando el acceso a los productos de la investigación.
Cada nueva edición del congreso ha contado con una nutrida participación de gente interesada en los temas educativos. En esta ocasión, el número de asistentes rebasó los 2 mil 200, provenientes ce casi todas las entidades federativas del país. Aunque reducida, también se tuvo la presencia de personas provenientes del extranjero (Estados Unidos, Francia, España, Inglaterra, Colombia y Venezuela).
Las más de 450 ponencias se organizaron alrededor de diez grandes áreas temáticas que cubren los principales ámbitos de indagación dentro del quehacer educativo: 1) sujetos, actores y procesos de formación; 2) gestión y organización de instituciones educativas; 3) aprendizaje y desarrollo; 4) didácticas especiales y medios; 5) currículo; 6) educación, políticas, trabajo, ciencia y tecnología; 7) educación, cultura y sociedad; 8) historia de la educación; 9) filosofía, teoría y campo de la educación, y 10) el campo de la investigación educativa.
Dichas ponencias tuvieron como modalidades los reportes de investigación y las aportaciones teóricas que sirven de fundamento a nuevos problemas de investigación o que discuten categorías analíticas.
Asimismo, se llevaron a cabo más de 50 simposios, 23 conversaciones educativas en las cuales participaron investigadores, representantes de las autoridades educativas, conferencistas invitados y otros profesionales de la educación.
Se presentaron también más de medio centenar de libros y se efectuaron reuniones de diversos grupos especializados y redes de investigadores. La conferencia inaugural estuvo a cargo del destacado académico español Francisco Javier Murillo, quien disertó sobre las "Aportaciones de la innovación educativa a la investigación: la mejora de la eficacia escolar". Hubo, además, conferencias magistrales por cada una de las diez áreas temáticas a cargo de especialistas nacionales y extranjeros.
La enorme asistencia y la entusiasta participación de ponentes y asistentes en la enorme cantidad de sesiones simultáneas, fue una muestra de la consolidación del congreso como el encuentro más importante que se realiza en México sobre temas educativos. Ello también ha sido una muestra de que la comunidad de investigadores en educación, aunque pequeña todavía, está logrando aumentar su impacto entre los interesados en los temas educativos.
Hay que señalar también, con un mínimo de justicia, que detrás de los buenos resultados estuvo el trabajo de mucha gente, tanto del propio Comie como de la sede sonorense. Aunque hubo algunas pequeñas fallas, inevitables en un encuentro de esta envergadura, el VIII Congreso en general llegó a buen fin. Con toda seguridad, los organizadores de la novena edición del congreso contarán con una muy sustantiva dosis de experiencia acumulada.