Armando Alcántara Santuario

Es bien sabido que el doctorado es, en muchos países, el máximo nivel de estudios ofrecidos por los sistemas de educación superior. En algunos casos su origen se remonta a principios del siglo XX y en otros, incluso, al siglo anterior a éste. En otros, como en México, si bien su presencia es de larga data, su crecimiento ha sido reciente. El desarrollo y consolidación de este nivel de estudios se considera estratégico para la creación y el fortalecimiento de la base científica y tecnológica y, más aún, como la plataforma indispensable para los sistemas de innovación. La creciente importancia del discurso (y la realidad) de la llamada sociedad del conocimiento contribuye a dar un mayor impulso a los esfuerzos de las naciones que se han comprometido a alcanzar el objetivo de formar doctores en las diversas áreas del conocimiento.

Hace varios años el Centro Internacional para la Innovación y la Investigación en Estudios de Posgrado (CIRGE, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Washington, en Seattle, ha venido promoviendo la creación de redes internacionales para el análisis de los estudios de doctorado en el ámbito mundial. Con ese propósito llevó a cabo hace algunas semanas una encuesta para ver el nivel actual del doctorado en algunos países. Los datos obtenidos de 11 países (Alemania, Brasil, China, Irlanda, Islandia, Japón, Malasia, México, Reino Unido, Sudáfrica y Estados Unidos) indican, en términos generales, que los esfuerzos para aumentar la formación de doctores están disminuyendo en países como Japón, donde, por otra parte, el número de estudiantes de posgrado ha ido en aumento desde los años noventa. La cantidad de doctorados se ha visto reducida desde 2005.

Asimismo, en Brasil se reporta que el número de estudiantes que terminan los estudios doctorales se ha incrementado de 7 a 10 por ciento anual desde 1987. Sin embargo, la tasa de crecimiento de los grados otorgados en dicho nivel se ha reducido considerablemente desde 2004. También en Alemania se ha observado una ligera disminución en los doctorados otorgados en 2004 y 2005, dentro de un panorama de más largo plazo que se caracteriza por aumentos constantes.

En cuanto a las disciplinas que han tenido los mayores aumentos en el número de doctores, en Alemania el énfasis ha estado en la ingeniería, ciencias naturales y exactas, así como en matemáticas e informática. El impulso a las disciplinas no proviene de políticas gubernamentales específicas, sino de las propias universidades. En Brasil también se ha observado un mayor desarrollo en las ingenierías.

Respecto de China, las áreas de mayor crecimiento en la formación doctoral han sido las correspondientes a las tecnologías de la información y la comunicación, salud y las relacionadas con la ecología y el medio ambiente. En Islandia, a semejanza de Alemania, no hay un impulso gubernamental a alguna área, aunque se ha observado un aumento en las ciencias de la salud, el uso de recursos naturales para la sustentabilidad y el monitoreo e investigación de los cambios ambientales.

Además de las anteriores, también ha habido aumento en los doctorados de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), así como la investigación en educación y en diversos aspectos culturales.

Por su parte, Irlanda ha puesto en marcha una estrategia gubernamental encaminada a duplicar el número de doctores, haciendo énfasis en las disciplinas científicas y tecnológicas, aunque sin descuidar las humanidades y las ciencias sociales.

En cuanto a Japón, de acuerdo con el Plan Básico de Ciencia y Tecnología, el gobierno ha dado mayor prioridad a las áreas de alta tecnología (ciencias, ingeniería y salud). En Malasia el énfasis se ha puesto en las TIC, las ciencias de la salud y las ambientales. Por lo que se refiere al Reino Unido, se está dando preferencia a las disciplinas más ligadas con la industria (ingenierías, ciencias de la salud, energía, comunicaciones, etcétera). Sudáfrica también ha puesto el énfasis en las TIC, ciencias de la salud, medio ambiente, gobernabilidad y gestión de servicios.

En Estados Unidos parece haber un mayor incremento en las áreas de la salud y las TIC, y más recientemente en los problemas relacionados con el uso eficiente de la energía y el calentamiento global.

En cuanto a México, no existe una prioridad clara en una o algunas áreas sobre otras, si bien se ha observado un mayor crecimiento de las ciencias naturales y exactas, así como de la salud y la ingeniería. Han sido los propios científicos quienes han impulsado proyectos en las diversas áreas del conocimiento.

La mayor parte de las universidades públicas, junto con el Conacyt, han respondido a las peticiones de financiamiento de dichos proyectos, dentro de los estrechos márgenes que les permiten sus ajustados presupuestos.

Hay que señalar que, en general, se ha procurado que el financiamiento a los proyectos de ciencia y tecnología no signifique una falta de apoyo a las humanidades y las ciencias sociales. Pero las insuficiencias en los apoyos financieros en general han sido señaladas por los propios investigadores en incontables ocasiones.