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Manuel Gil Antón

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Mejores Universidades 08

Gil-Antón, Manuel. (noviembre 11, 2008). Mejores Universidades 08. El Universal. http://www.eluniversal.com.mx/graficos/universidades/mejoresuniversidades/opinion.html 2008-11-11

Las prelaciones de establecimientos de educación superior, o sus programas tienen (o podrían tener) la función de orientar a los usuarios en sus decisiones o, incluso, ser acicate para la revisión de nuestro trabajo, a partir del modo en que es visto por otros nuestro programa de estudios. Durante años, he podido observar cómo se emplean mal, y creo que es tiempo de expresar cinco preceptos:

1.- USE USTED LA GUÍA COMO TABLA DE POSICIONES DE FUTBOL: Muy frecuente esta actitud se agota en ver cómo le ha ido a mi institución y celebrar que le ganamos a equis universidad o caer en depresión, cual aficionado al Veracruz en estos tiempos.

2.- CONSIDERE QUE LA MEJOR ES LA NÚMERO UNO, Y MÁTESE POR ENTRAR A ELLA: Aunque las diferencias en la prelación sean muy bajas, el usuario competitivo busca meter al vástago en la que tiene medalla de oro. No advierte que si se trata, por ejemplo, de las mejores 10 en un conjunto de 100, todas ellas pertenecen al 10% mejor colocado en la serie... Pero si le importa más el cocodrilo en su playera, no ceje en el intento.

3.- NO SE FIJE EN LOS CRITERIOS EMPLEADOS: El ranking dice la verdad. Toda prelación se establece según criterios y ponderando características, de tal manera que una universidad puede estar entre las 100 mejores un año – como la UNAM – y al siguiente, si cambian los criterios, acercarse al 200. ¿Se modificó tanto en un año? Claro que no, pero si usted es creyente en la infalibilidad del papa y de los rankings, pues cambie de inmediato a su hija de un año a otro a la número uno. Incluye mareo.

4.- NO PIDA A LOS GENERADORES DE LA GUÍA QUE DESGLOSEN LAS VARIABLES: La calificación promedio es la que vale. Es lo único a tomar en cuenta. ¿Qué la número siete es la que tiene mejores profesores, pero no anda bien en el equipo de futbol americano, pues no tiene espacios deportivos, mientras que la número uno no cuenta con la mejor planta académica, pero sí con estadio, piscina, una computadora cada tres metros y cafetería de lujo? No importa, la uno es la uno y a callar. En vez de emplear la guía para tomar decisiones según las prioridades que se tienen para la vida universitaria (por lo que es preciso contar con el detalle de las evaluaciones en cada rubro) el promedio es el indicador a seguir. Recuerdo un anuncio del ITAM en el periférico: tenía un balón de futbol americano como objeto central y la siguiente frase: “si esto buscas, no estudies con nosotros”. El lector puede hallar en la Red ejercicios muy simpáticos de rankings empleando la cantidad de ardillas por metro cuadrado. También con ese criterio hay una número uno esperándole.

5.- ORIENTE SU DECISIÓN POR LA PRELACIÓN SIMPLE: Es un pasaporte sin esfuerzo al éxito: estime que, si se asiste a la “campeona”, con independencia de cuánto se estudie ya tiene el futuro asegurado, mientras que si se inscribe en la cinco, aunque trabaje fuerte, tendrá cuatro veces menos oportunidades de desarrollo al terminar la carrera. Institución es destino.

Valgan estas cinco instrucciones que, de seguirse al pie de la letra, indican que usted no quiere información para ponderar, pensar y realizar decisiones inteligentes, sino la instrucción de un sabio todopoderoso que le ahorre tremendo trabajo. Buena suerte: el error es seguro. Pero ¿quién objetará el prestigio de la marca de su bolsa de mano? Nadie. El diablo, dicen, viste a la moda




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