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Humberto Muñoz García

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El trabajo académico en la universidad

Muñoz-García, H. (junio 20, 2024). El trabajo académico en la universidad. Suplemento Campus Milenio. Núm. 1049. 2024-06-20

Fortalecer la institucionalidad de las universidades públicas en México resulta fundamental para que cumplan su función social y cultural y sean agentes dinamizadores del desarrollo. Las reglas formales e informales que rigen normas de conducta, derechos, libertades, constreñimientos e identidades deben ser claras y, hoy en día, no lo son, cuando menos en lo que atañe a la regulación del trabajo académico, la cual dejó de estar ceñida solamente al espacio propiamente laboral y se entrecruzó con normas establecidas desde procesos de evaluación paralelos o externos.

1. Se decidió aplicar la deshomologación salarial y que el trabajo estuviera basado en la competencia por prestigio y dinero en diferentes escalas o pistas de la carrera académica. Dos escalas de pago por desempeño -mediante becas- y una tercera centrada en el cumplimiento de la normatividad institucional, donde el trabajo de profesores e investigadores es definido como especial. Un trabajo, por el cual se percibe un salario, según categoría y nivel, conforme al tabulador vigente.

El pago por desempeño fragmentó la carrera académica y ha significado que investigadores y profesores orienten sus esfuerzos para lograr un estatus, dentro y fuera de sus instituciones de adscripción, con el cual obtener un complemento a su ingreso, publicando para lograr una beca cada vez más alta. Se califica a cada persona por su producción. Cuenta la cantidad de trabajos publicados por año en revistas indizadas. Las becas por desempeño estimulan una práctica individualista y privilegian la investigación.

2. La globalización, las nuevas tecnologías y la sociedad del conocimiento vinieron junto con la Universidad Global y el mercado internacional de académicos. Al tiempo, apareció el capitalismo académico, cuyos efectos en América Latina siguen estudiándose (Brunner et all). Este modo de producción implica la diferenciación e individuación del trabajo. Es un sistema en el que está presente la oferta y la demanda de conocimiento; los investigadores producen conocimientos que sirven para generar valor en las empresas. La apropiación privada del conocimiento ha militado contra el carácter público de las instituciones; delimita y reduce el espacio público todo lo que puede.

3. El movimiento global y nacional que afectó a las universidades públicas se acompañó de tres conceptos: eficacia, eficiencia y resultados. Gestión, objetivos, metas, estrategias, forman el núcleo de la administración. Se trastocó la autoridad basada en el saber, a medida que la dirección de la universidad fue conduciéndose por una creciente burocratización del gobierno institucional, y mediante la evaluación neoliberal, que debería desaparecer.

El arreglo político que puso en alianza al mercado y al Estado, con preeminencia del primero, devino de la globalización. Esta alianza auspició el Estado evaluador y dio impulso a políticas públicas de educación superior que permitieron intervenir las universidades públicas y autónomas vía recursos financieros y su destino. La alianza del Estado y el mercado burocratizó y puso límites a la autonomía (Muñoz). También, implicó un mayor control del trabajo académico, vía evaluaciones adicionales no contempladas en los Estatutos institucionales.

4. El modo de producción del conocimiento que acompañó a la evaluación del desempeño trajo aparejado un cambio en la división del trabajo académico. Sí pagan por publicar, entonces, los esfuerzos y tiempos se dedican a ese propósito. El académico se encierra en su laboratorio o cubículo a escribir, lo que también fue favorecido por la pandemia. Produce para competir por estatus, prestigio y dinero. Puede ser parte de un grupo, pero lo que se evalúa es “su” curriculum vitae. Hay individuación del trabajo y su producto independientemente de las condiciones laborales.

El éxito en la comunidad universitaria lo alcanza quien logra los puestos de mayor jerarquía en cada escala de evaluación (eg. en el caso de la UNAM: titular C, PRIDE D, SNI III). La tiranía del mérito (Sandell). La fragmentación, la diferencia, quedó legitimada y encubierta por la ideología de la competencia académica (Chauí), sustentada por los propios académicos, que se volvieron conformistas. Se internalizó la evaluación tecnocrática y la competencia como pauta de conducta.

5. En breve, la investigación pasó a ser la función predominante en la universidad. La docencia quedó relegada, y la difusión y la extensión se han practicado de muchas maneras, sin que cuenten para la evaluación o cuenten muy poco. Cada uno teje sus mediaciones académicas y políticas para lograr reconocimiento; se destruye el espacio académico, que por naturaleza es colectivo, deliberativo y crítico, donde se acoge a cada quien para el enriquecimiento intelectual de todos los que forman una entidad institucional.

6. Hay que reconstruir el espacio académico mediante un cambio estatutario que estimule al académico a participar en proyectos intelectuales colectivos. Inaugurar un período de renovación institucional en el que al académico se le otorgue confianza para realizar y controlar su trabajo, para ejercer en libertad las tres funciones universitarias. Es indispensable restaurar la autoridad del saber para la conducción institucional y que exista un principio de unión basado en la intersección de humanidades y ciencias, en una dinámica universitaria apropiada para responder a los tiempos de este Siglo.




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