La universidad pública de este tiempo mexicano requiere que su comunidad y sus directivos hagan un ejercicio de reflexión muy serio de lo que requieren cambiar para seguir e impulsar la dinámica de una sociedad, que exigirá contar con personal altamente calificado, egresado del sistema educativo, y que demandará conocimiento pertinente para la resolución de sus problemas.
Es indispensable enfatizar el sentido académico de lo que se desea cambiar en la universidad. Dotar al conocimiento como el eje vertebral de sus funciones y a su producción, transmisión y difusión como las tres partes en la que se divide el trabajo de los académicos. Un trabajo que debe realizarse en espacios colectivos, en los que se lleve a cabo la interacción de los académicos.
Es menester, asimismo, que se mejoren las condiciones de trabajo del personal de carrera y de asignatura, así como de los técnicos. La atención se debe enfocar en lo siguiente: más altas remuneraciones, jubilaciones dignas y evaluaciones exclusivamente a través de la legislación universitaria, según un tabulador con diferencias significativas de salarios entre las categorías y niveles. Algunos cambios jurídicos a los Estatutos serán requeridos.
Sería bueno integrar una comisión de representantes de las universidades estatales para dialogar con el gobierno federal sobre las necesidades presupuestales y sobre las prioridades de la educación superior a ser cumplidas por las instituciones universitarias.
En materia de cobertura, las universidades deben precisar cuánto pueden crecer, cómo y para qué. La UNAM, por ejemplo, ha crecido, en parte, desplegándose en el territorio del país mediante Escuelas Nacionales de Educación Superior. El esfuerzo por aumentar su matrícula ha sido notable y el tamaño alcanzado ha tenido efectos sobre su funcionamiento y capacidades. Hacia adelante, las universidades públicas pueden apoyar su crecimiento escolar mediante convenios de colaboración entre ellas, para implantar o reforzar carreras específicas en entidades federativas que así lo requieran. El ejemplo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM asociado con la Universidad de Oaxaca para crear la carrera, y un Instituto de Sociología en esta última, es una posible salida para otras especialidades en el campo científico.
Otros modelos de crecimiento podrían seguirse, como en el caso de la Universidad de Guadalajara o de Sonora, instalando sedes de la Universidad estatal en varias partes de la entidad. La UAM y la UNAM en el Área Metropolitana de la Ciudad de México ejemplifican cómo atender a los jóvenes en sus lugares de residencia, con carreras adecuadas a las necesidades del lugar. Las metas de cobertura escolarizada deberían responder a una política de planeación para satisfacer las necesidades particulares en cada entidad del país.
En materia docente, es prioritario formar profesores para atender el crecimiento de la matrícula, doctores que se dediquen a hacer investigación de lo que se necesita conocer para apoyar a los planes de desarrollo locales, responder a las demandas de conocimiento de sectores sociales que puedan comprometerse con los proyectos de investigación institucionales.
Abrir Consejos de Participación Social en las universidades es un medio para escuchar y dialogar con las fuerzas que mueven a la sociedad, para que su influencia adquiera razonabilidad y se logren resultados positivos con el conocimiento que producen las instituciones. Asimismo, para que las universidades expresen sus planes de desarrollo institucional y los apoyos que requieren.
Impulsar las modalidades no presenciales, será de gran auxilio para extender la docencia. Lo mismo que un mejor uso de la capacidad instalada. Controlar la expansión no regulada de la matricula es crucial para no demeritar la calidad educativa.
Las diferencias educativas en la República deberían reducirse. Las políticas educativas y de investigación nacionales, orientadas a tal propósito, deben tener en cuenta lo señalado en las políticas estatales, para apoyarlas en todo aquello que busque superar las condiciones actuales.
Las universidades públicas que tiene el país son lugares donde circulan flujos de conocimiento de todas las disciplinas que se cultivan. Lo cual otorga ventajas para la formación profesional y para que la investigación atienda los grandes problemas del entorno.
La globalización, entre otras causas, puso en evidencia la complejidad de la realidad social. Problemas que se nutren de múltiples dimensiones y exigen que su análisis combine conocimientos disciplinarios para resolverlos. Y esta tesis es importante, porque enfatiza al intelectual colectivo, esto es, la ejecución de proyectos multi e interdisciplinarios, llevados a cabo por equipos. La colectivización del trabajo académico favorece el diálogo de las disciplinas.
Finalmente, la difusión del conocimiento en la academia y hacia públicos interesados en la sociedad, requiere ser ampliamente valorada como parte del trabajo académico. Permite un mayor y mejor uso del mismo y genera cultura científica, particularmente entre las nuevas generaciones.
La difusión requiere ir más allá de los círculos académicos. Los investigadores en humanidades y ciencias sociales tenemos interés y deseos de que los resultados de nuestro trabajo de investigación sean conocidos y apropiados socialmente.