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Humberto Muñoz García

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Sobre la identidad universitaria

Muñoz-García, H. (septiembre 05, 2024). Sobre la identidad universitaria. Suplemento Campus Milenio. Núm. 1058. 2024-09-05

En México, durante los últimos tiempos, ha crecido notablemente la matrícula de educación superior. En el sistema público se ubican dos tercios de esta. Las universidades públicas y autónomas de los estados, y las federales, se han expandido y son instituciones de gran tamaño, con una composición social heterogénea de su alumnado, una creciente participación de mujeres y una planta académica compuesta mayormente por profesores de asignatura. La expansión institucional ha implicado un crecimiento de la burocracia, de las dependencias de la administración central, de las instalaciones, de los campus y de los territorios donde están asentados.

La pandemia, entre 2019 y 2021, unida al crecimiento institucional, tuvo repercusiones sobre las universidades. El mandato de quedarse en casa provocó aislamiento y debilitamiento de los lazos comunitarios; disminuyó la intensidad de las relaciones sociales en el campus, lo que no impidió cumplir todas las tareas.

En el caso de la UNAM, los cambios institucionales, las políticas educativas y el aislamiento, probablemente se han dejado sentir en las subjetividades de los universitarios, en la cultura institucional y en los valores comunitarios. Y, según considero, hay que prestarle atención a esto último para saber sí la identidad se ha debilitado y plantear cómo fortalecerla para renovar la institución.

Los estudiantes, en su mayoría jóvenes, están en busca de opciones de vida y sus producciones simbólicas pueden estar vinculadas a todo aquello que ocurre en su universidad, donde se forman profesionalmente, donde transitan a la adultez y se preparan para ser ciudadanos de un país con problemas, que requieren del concurso de las nuevas generaciones preparadas para plantear soluciones a los mismos.

En estos momentos, la Universidad está inmersa en un contexto político y valorativo derivado de un cambio de régimen en la sociedad que exige tener confianza y una fuerte identidad comunitaria para sortear los riesgos del entorno y renovarse con nuevos mecanismos de gestión que posibiliten reforzar la vida académica. Para que los jóvenes se involucren activamente con su universidad, se requiere que ella misma cambie (Suárez), para que los acoja, les otorgue seguridad y para que adquieran los conocimientos que se les brindan.

En el año 2011, se llevó a cabo una encuesta con los estudiantes de la UNAM (Suarez), uno de cuyos resultados señalaba que tenían una fuerte identidad con la institución, se reconocían como universitarios, valoraban su asistencia a clases, la entrega y los conocimientos de los profesores. También expresaban sentirse orgullosos de estar en una institución pública y autónoma, y valoraban positivamente el carácter nacional de la institución.

Lamentablemente, la encuesta no se ha replicado para ver qué tanto persisten estos sentimientos de identidad y sí hay diferencias entre Ciudad Universitaria y las sedes ubicadas en otras partes del área metropolitana de CdMx y en las entidades federativas, donde se ha instalado la UNAM. Porque el problema, no es solamente abrir nuevas instalaciones, sino que estas cumplan con las expectativas que tiene la sociedad.

Es relevante conocer sí los estudiantes otorgan sentido a su pertenencia a una institución que se precia de ser de todos los mexicanos, constructora de futuro, el proyecto cultural más importante de los mexicanos en el Siglo XX, la universidad mexicana mejor evaluada en el ámbito internacional. A una universidad pública, como la UNAM, que construye sus propios símbolos para que sus estudiantes y egresados se sientan orgullosos de estar estudiando o haber estudiado en ella.

La universidad pública en México, y la UNAM en particular, es una institución generosa. Por eso, la identificación e interiorización de la cultura institucional es clave para entender e interpretar acciones y condiciones ideológicas de los sujetos sociales (Castells). Para valorizar el cumplimiento de expectativas entre quienes trabajan o se educan en ella.

Pero también, los sentimientos de identidad son importantes para calibrar la recepción o intención para hacer cambios que pongan al día a las instituciones, para que la universidad se reproduzca y mantenga su alta valoración social en el tiempo, para renovar su proyecto y posibilitar que los profesionistas y científicos universitarios sean un actor colectivo comprometido con la transformación social.

Es importante el reconocimiento de la identidad universitaria, como fuente de sentido de la vida académica, porque refleja que se comparten valores, tradiciones y símbolos: el ethos institucional. Estimularla y reforzarla es crucial para el involucramiento en los cambios institucionales y para darles viabilidad.

Por lo demás, se desconoce lo que sienten y piensan los académicos de su institución. Pero sospecho que hay descontento, porque sus condiciones de trabajo (Lemus), la competencia insana que conlleva el régimen de evaluación al desempeño y el individualismo que ha promovido, pueden haber causado, desinstitucionalización, desapego, desinterés y apatía por lo que pasa en la Universidad.

Deseamos que la UNAM continúe siendo fortaleza de la nación. Para que sus cambios tengan éxito habrá que desarrollar políticas que fomenten la identidad institucional y la superación académica.




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