Después de casi dos décadas de enfrentamientos militares entre liberales y conservadores -relata Gabriel García Márquez en Cien años de soledad (Diana, 2002, pp. 178-180)- el coronel Aureliano Buendía recibía en Macondo a una comisión de su partido, enviada para discutir "la encrucijada de la guerra."
Los emisarios pedían "reformas tácticas" en el programa liberal con el fin de "ensanchar la base popular de la guerra". Planteaban renunciar a la revisión de los títulos de propiedad, para ganar a los terratenientes; renunciar a la lucha contra el clero para sumar al pueblo católico y renunciar a la aspiración de igualdad entre hijos naturales y legítimos para preservar la integridad de los hogares.
Un asesor del coronel señalaba que los cambios representaban una profunda contradicción. Si las reformas eran buenas, quería decir que era bueno el régimen conservador. Si estas medidas ampliaban la base popular, el régimen tenía gran apoyo. Quería decir, en suma, que los liberales llevaban casi 20 años luchando contra los sentimientos de la nación.
Buendía lo interrumpió. "No pierda el tiempo, doctor... Lo importante es que desde este momento sólo luchamos por el poder..."
Desde hace meses la sociedad mexicana se ha visto envuelta en la encrucijada electoral. Hemos sido testigos de todo tipo de ajustes y maniobras en la búsqueda de ampliar la base electoral de los partidos. ¿Qué representan las "reformas tácticas" de la izquierda electoral? Analicemos sólo algunos temas.
- Durante los últimos meses se ha señalado de forma reiterada que la economía y su manejo son problemas esencialmente técnicos (López Obrador, Proyecto Alternativo de Nación, 2004). ¿No contradicen estas afirmaciones los fundamentos clásicos del pensamiento económico de las izquierdas? ¿No se da la razón con este argumento a los economistas neoliberales que afirman la existencia de leyes inmutables y reivindican el carácter técnico de las decisiones económicas?
- Se han otorgado beneficios especiales a grandes empresarios (ver por ejemplo el Proyecto Alameda en la Ciudad de México) haciéndolos una parte fundamental del discurso y del proyecto político. El cortejo hacia los grandes empresarios ¿no refuerza el peso de los grandes electores en la política nacional? El culto que se les rinde como "benefactores, generadores de empleos" ¿no hace olvidar que existe la explotación del trabajo asalariado? ¿No pone de lado, en los hechos, a los sectores explotados y marginados a quienes dice servir la izquierda?
- Se ha dado la espalda a demandas sociales por el respeto a la diversidad, como en el caso de iniciativa legislativa a favor de las sociedades de convivencia. ¿No da esto la razón a la jerarquía católica, que condena la homosexualidad, y a las "buenas conciencias" que se escandalizan con los matrimonios gays?
- Se ha soslayado el conflicto en Chiapas y minimizado a los indígenas, a sus representantes y a sus organizaciones. ¿No se ratifica con esto el vergonzoso voto a favor de la ley indígena? ¿No se da continuidad en los hechos a las agresiones criminales, al abandono y al desprecio que caracterizaron a los gobiernos del PRI y del PAN?
- Se ha mantenido una distancia conspicua frente a los procesos políticos más recientes en América Latina (elección de gobiernos alternativos y debates sobre el libre comercio entre otros), un silencio vergonzante sobre las relaciones con Cuba y una enorme complacencia hacia las políticas y prácticas de Estados Unidos. ¿No representan estas posiciones un abandono de la vocación latinoamericanista y solidaria de las izquierdas mexicanas? ¿No refuerzan estas posturas los cambios emprendidos por la administración del presidente Fox respecto a las mejores tradiciones de política exterior de nuestro país?
- Se ha incorporado a la campaña, y al partido, a los correligionarios más cercanos del ex presidente Carlos Salinas. ¿No significa esto aceptar que Salinas aglutinó en su momento a los mejores cuadros del país? ¿No implica esto un reconocimiento a las políticas que estos cuadros pusieron en práctica, a sus acciones y a sus proyectos?
- El PRD se corrompió en la búsqueda de recursos económicos, posiciones y prebendas. Dio cabida en sus filas a aspirantes desencantados, asesinos y corruptos provenientes del PRI. ¿No reproduce con ello las peores prácticas y la cultura política del partido oficial? ¿No fortalece y preconiza los cacicazgos locales y regionales y los liderazgos corporativos que dieron sustento al régimen autoritario?
En suma, al buscar ampliar la base popular adoptando discursos, prácticas y cuadros del antiguo régimen ¿no reproduce la izquierda electoral mexicana aquello que dice combatir en todas sus expresiones?
-No pierda el tiempo, doctor -diría hoy el coronel Buendía-, lo importante es que ahora no se lucha por ideas, proyectos y prácticas diferentes; desde este momento sólo se lucha por el poder...