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Roberto Rodríguez Gómez

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Universidades S. A.

Rodríguez-Gómez, R. (febrero 13. 2003). Universidades S. A.. Suplemento Campus Milenio. Núm. 20 2003-02-13

Universidades como negocio. Uno de los nuevos especimenes que irrumpen el espacio de la educación superior desde la década pasada. Esta variedad pretende satisfacer un doble propósito, generar ganancias netas a los inversionistas y brindar a los estudiantes condiciones renovadas de éxito en un competido mercado de trabajo. Hay de varios tipos: universidades corporativas, por ejemplo las de Motorola, Disney o McDonals, orientadas a la capacitación de sus ejecutivos; universidades privadas abiertas, presenciales o mixtas, caracterizadas por la flexibilidad de sus programas para atender estudiantes que trabajan, cuya expresión rotunda es la Universidad de Phoenix en EUA; universidades virtuales, con oferta de cursos en línea y, de más reciente aparición, las universidades transnacionales, que surgen y buscan articularse a la dinámica de la globalización.

En Estados Unidos, país en donde se han originado la mayor parte estas nuevas opciones, se distingue entre tres clases de universidades conforme al tipo de control financiero que las rige: universidades públicas, universidades privadas cuyas ganancias se reinvierten en las propias instituciones (non-for profit), y universidades privadas empresariales (for-profit). Se reconoce que la última modalidad ha experimentado una expansión importante al atender un segmento de demanda excluido de acceso al sistema convencional. Pero también se sabe que la capacidad de crecimiento de las instituciones “for-profit” es muy limitada si se circunscribe al contexto local, por demás competido. Ello explica por qué algunos de los inversionistas más ambiciosos han comenzado a buscar mercados en todo el mundo, igual que cualquier otra empresa con perspectiva transnacional.

Una de las puntas de lanza en esta “nueva frontera de la economía”, como se le califica en los círculos de negocios globales, es el consorcio Sylvan Learnig Systems Inc., que ha logrado combinar la oferta de servicios educativos especializados, con la instalación de franquicias para enseñanza de inglés y la compra, parcial o total, de instituciones de educación superior privadas, en países de Europa y América Latina, entre ellos México.

En su perfil empresarial, el grupo Sylvan se define como “líder mundial en la provisión de de servicios educativos para las familias y las escuelas”. Sus negocios abarcan una variedad de ofertas educativas: servicios de regularización y preparación de exámenes en los Centros de Aprendizaje Sylvan (más de 900 en EUA y más de mil en Europa); programas de capacitación, entrenamiento o educación formal basados en contratos con instituciones y empresas (Sylvan Education Solutions); educación superior en línea, por medio de dos firmas subsidiarias: Carter y Asociados, enfocada a sistemas de formación de profesores y administradores universitarios, y la Universidad Walden, que fue pionera de la educación por computadora en EUA y ahora pertenece en un 51% a Sylvan. El grupo también maneja los institutos Wall Street para aprendizaje de inglés, que operan como franquicias en 25 países y suman más de 400 centros, y por último el sistema internacional de universidades (SIU), que funciona como una red de instituciones de educación superior. Como negocio, Sylvan ha sido muy exitoso, su valor comercial ha crecido en menos de un decenio de 20 a más de 450 millones de dólares.

El SIU fue lanzado en abril de 1999 al asociarse Sylvan con una universidad privada española, la Universidad Europea de Madrid (UEM). Posteriormente se adquirieron acciones en la Universidad del Valle de México (UVM), las escuelas de hotelería suizas Les Reches y Glion, la Universidad de Las Américas (UDLA) de Chile, y la Escuela Superior de Comercio Exterior (ESCE) de Francia. En la actualidad Sylvan cuenta con participación mayoritaria o completa en cada una de ellas, además planea adquirir más universidades, y contar con su propio campus en Hyderbad, India. El modelo universitario Sylvan propone combinar tres elementos: formación orientada al empleo, conocimiento de inglés e informática. Fuera de esto, el diseño curricular queda bajo responsabilidad de cada institución, aunque bajo supervisión de la firma. Se ofrece a los estudiantes apoyo en la búsqueda de colocación profesional, así como condiciones de movilidad internacional.

El desarrollo empresarial de las universidades Sylvan no ha estado exento de crítica. En España, el asunto llegó incluso al Parlamento de Madrid, aunque finalmente se autorizó su presencia en el país. En el medio académico norteamericano se ha cuestionado al grupo por su papel cabildero a favor del libre comercio internacional de educación superior bajo reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). En México las operaciones de Sylvan han pasado más bien desapercibidas, a pesar de los impedimentos legales que significaría una inversión extranjera en educación que fuera superior al 49 por ciento del capital nacional, como se establece en la Ley de Inversiones Extranjeras y en el TLCAN:

Como sea, el modelo de universidad transnacional ya está en México; más temprano que tarde presenciaremos la llegada al país una nueva gama de “oportunidades” de educación superior con sello internacional ¿serán objeto de regulación educativa y comercial? Ya lo veremos.




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