En la anterior entrega nos referimos a la reciente experiencia comunitaria europea en materia de acreditación de programas e instituciones de educación superior. Previamente nos explayamos en el caso estadounidense, el de más amplia trayectoria histórica en el mundo y, por ello, de obligada referencia en cualquier debate sobre el tema. Una diferencia importante entre ambos modelos radica en el papel que corresponde a las agencias profesionales en la acreditación y el papel que cumple el Estado a través de distintas instancias de gobierno encargadas de la coordinación de la educación superior. En Norteamérica el papel preponderante (determinación de estándares, evaluación para la acreditación, otorgamiento del certificado correspondiente) lo cumplen las agencias y el Estado se limita a supervisar su operación para evitar prácticas indebidas. En Europa, aunque la situación es variable entre países, el Estado cumple un papel más activo, a veces como promotor de la acreditación y otras formas de control de calidad, o en ocasiones como un agente que participa activamente en la definición cualitativa del proceso. Otra diferencia muy importante radica en el peso que en Europa ha jugado el proceso comunitario para estimular y orientar las iniciativas de acreditación. Aunque EUA tiene firmado un tratado de libre comercio con sus vecinos inmediatos, la búsqueda de un marco de acreditación común es apenas incipiente y diferenciado para Canadá y México.
En América Latina la ola en que se inscribe la acreditación universitaria ha dejado sentir su huella. Varios países cuentan ya con agencias, comisiones de coordinación o sistemas de evaluación y acreditación. Casi todos ellos formados durante los años noventa; algunos con más experiencia que otros. En el cuadro que se incluye en esta entrega se consignan algunos ejemplos de instancias y mecanismos que cumplen la función de coordinar las labores de evaluación/acreditación de estudios superiores en varios países.
Pero lo que nos interesa resaltar para el caso latinoamericano, como lo hicimos al referirnos al escenario europeo, son las iniciativas y proyectos en curso que se proponen avanzar y conseguir un marco regional de acreditación universitaria. Al igual que en Europa, aunque ciertamente con menos intensidad y profundidad, los países de América Latina y el Caribe están empeñados en adelantar pasos hacia el diseño y operación de mecanismos de acreditación con validez y alcance regional. Veamos a continuación los rasgos más sobresalientes del proceso.
El proceso latinoamericano hacia la acreditación regional
En el ámbito latinoamericano se han desarrollado recientes esfuerzos que miran hacia la posibilidad de establecer un ámbito regional para debatir el tema de la acreditación universitaria, establecer mecanismos de cooperación internacional, y avanzar hacia el establecimiento de un marco de acreditación de carácter regional.
Un primer paso claro en esa dirección fue dado en la Conferencia Regional sobre la Educación Superior enAmérica Latina y el Caribe (La Habana, noviembre de 1996). La mesa de trabajo correspondiente al tema “Calidad, evaluación y acreditación institucional” (mesa 2) estableció, entre sus conclusiones, la necesidad de “crear equipos multilaterales para el estudio y la identificación de valores comunes, que sirvan de marco estructural para la formulación de políticas y estrategias”, y la posibilidad de “implantar dichos equipos en institutos y centros de estudios estratégicos de nivel superior, de forma tal que, a través de ellos, los países del continente puedan enfrentar conjuntamente estos desafíos “ (Conclusiones de la Conferencia Regional). Aunque la mesa no se refirió específicamente al tema de la acreditación, hizo énfasis en el mecanismo multilateral como vía para compartir experiencias y socializar respuestas en torno a los problemas de evaluación y calidad de la educación superior.
Posteriormene, en enero de 2002, en el marco de la Conferencia sobre “Calidad, Transparencia y Acreditación de la Educación Universitaria”, realizada en Madrid, representantes de agencias y gobiernos de países de América Latina y el Caribe, en presencia de instituciones similares de la Unión Europea, manifestaron interés por constituir una Red Iberoamericana dedicada al tema de la calidad universitaria. En ese encuentro se programó una segunda reunión, a ser realizada en el marco del Seminario Internacional “Educación Superior, Calidad y Acreditación, organizado por el Consejo Nacional de Acreditación de Colombia (julio de 2002). En dicha reunión, los representantes de organismos acreditadores y unidades de evaluación de la calidad de la educación superior, firmaron el Acta de Intención para la constitución de la Red Iberoamericana para la Evaluación y la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior.
Por último, el 27 de noviembre de 2002, los Ministros de Educación de los países de Iberoamérica (España, países latinoamericanos y países de el Caribe), expresaron la voluntad de de promover las iniciativas y mecanismos existentes, y establecer nuevas posibilidades, en torno a los temas de acreditación y aseguramiento de la calidad académica. Asimismo, acordaron participar en la iniciativa europea en torno a la formación de un espacio regional de educación superior que incluya a Europa e Iberoamérica (véase, R. Rodríguez, “Un modelo universitario para el siglo XXI, Campus Milenio 14, diciembre 12 de 2002).
Estos antecedentes culminaron en la formación y establecimiento de una red iberoamericana concerniente al tema de la acreditación. De la nueva estructura regional nos ocuparemos a continuación.
La red iberoamericana de acreditación
El pasado 7 de mayo se constituyó la Red Iberoamericana para la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior (RIACES), en una reunión realizada en las instalaciones de la CONEAU de Argentina. La sesión culminó con la aprobación del Estatuto, la designación de autoridades y la creación de comisiones de trabajo temáticas. La misión de la red es constituir “un espacio amplio de conocimiento recíproco, cooperación técnica e intercambio humano e intelectual entre los sistemas universitarios, potenciando los fines similares que presidieron la creación de las agencias y unidades de evaluación y acreditación en cada uno de los países.”
El estatuto de la red, integrado al Acta Constitutiva de RIACES, considera los siguientes objetivos generales:
a) Promover la cooperación y el intercambio de información y de experiencias entre organismos y entidades de Iberoamérica cuyo objeto sea la evaluación y acreditación de la calidad de la educación superior.
b) Facilitar la transferencia de conocimientos e información para el desarrollo de actividades en cada país que busquen el fortalecimiento y cualificación de los procesos de evaluación y acreditación de titulaciones o programas académicos e instituciones de educación superior, así como de las entidades que los realizan -agencias evaluadoras y otras- y de las entidades gubernamentales involucradas en la conducción de estos procesos.
c) Contribuir al desarrollo progresivo de un sistema de acreditación que favorezca el reconocimiento de títulos, períodos y grados de estudio, y programas académicos e instituciones de educación superior, para facilitar la movilidad de estudiantes, miembros del personal académico y de profesionales, así como de los procesos de integración educativa regional en los países cuyos organismos y agencias de evaluación y acreditación forman parte de la RIACES.
d) Colaborar en el fomento de la garantía de la calidad de la educación superior en los países iberoamericanos a través de actividades propias y con apoyo de agencias y entidades nacionales e internacionales de cooperación.
e) Apoyar la organización de sistemas, agencias y entidades de evaluación y acreditación, en aquellos países de la región que carezcan de éstos y manifiesten su interés por dotarse de los mismos.
f) Impulsar la reflexión sobre escenarios futuros de la educación superior en Iberoamérica desde la perspectiva de la evaluación y acreditación, como instrumento de mejora permanente de la calidad de las instituciones y de los programas que imparten.
Para avanzar en los trabajos de la red se formaron cuatro comisiones. La primera, de estudios comparados, para identificar los elementos que facilitan u obstaculizan la implantación, el desarrollo, la estabilidad y la permanencia de sistemas de evaluación y acreditación. La segunda, con objeto de desarrollar un portal en Internet para la red. La tercera para desarrollar una propuesta de formación de evaluadores cuya finalidad es fortalecer la agencias de acreditación. La cuarta para desarrollar un software de autoevaluación. Se tiene prevista una primera Asamblea General de la RIACES en febrero de 2004, coincidiendo con el IV Congreso sobre Educación Superior a celebrarse en La Habana. En ella se revisará el trabajo de las comisiones y se realizarán talleres específicos para avanzar en distintos puntos de la agenda.
El Plan de Trabajo de la red incluye las siguientes acciones inmediatas: producir un glosario de términos sobre evaluación de la calidad y acreditación en la educación superior que permita un entendimiento básico sobre los conceptos utilizados en los países de Iberoamérica; recoger los principios, criterios de calidad, buenas prácticas, mecanismos y funcionamiento de las agencias de evaluación y acreditación de Iberoamérica; desarrollar un proyecto de evaluación multinacional de programas académicos de formación (o de instituciones) que permita poner en común criterios, metodologías y experiencias en la región; y desarrollar un proyecto piloto de acreditación de programas académicos de formación (o de instituciones) que permita establecer las bases y condiciones para el reconocimiento mutuo de los diferentes procesos de acreditación.
Por último, en la reunión de Buenos Aires se designó un Comité Directivo integrado por representantes de agencias de evaluación y acreditación de siete países: Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU, Argentina); Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA, España); Junta de Acreditación Nacional (JAN, Cuba); Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES, México); Consejo Nacional de Acreditación (CNA, Colombia); Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado (CNAP, Chile), y Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA, Centroamérica).
Además de los organismos nacionales coordinadores de procesos de evaluación y acreditación, la red integra otras representaciones políticas, de nivel ministerial, para aquellos países que no cuentan con organismo coordinador o cuya normativa otorga competencias exclusivas a la instancia gubernamental.
Proyectos de acreditación sub-regionales
Además del marco iberoamericano ya reseñado, vale la pena considerar dos experiencias de búsqueda de modelos de acreditación con alcance regional. No son los únicos, pero destacan por el alcance de sus objetivos y por el grado de avance que han logrado. Nos referimos al Consejo de Centroamericano de Acreditación de la Calidad de la Educación Superior y al Mecanismo Experimental de Acreditación del MERCOSUR:
a) Centroamérica
En la zona centroamericana se han experimentado varias iniciativas de integración regional desde los años cincuenta. En la década noventa se inicia una nueva etapa transformadora, con la firma (13 de diciembre 1991) del Protocolo de Tegucigalpa, por los Estados de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. A partir de ese instrumento entró en operación el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). El nuevo contexto integracionista centroamericano ha dado pie a la reactivación de procesos de integración universitaria, a través de la formación de redes, alianzas, sistemas y normas de homologación, todo ello concentrado en el Consejo Superior Universitario de Centroamérica (CSUCA).
El camino hacia la configuración de un sistema centroamericano de acreditación de estudios superiores parte del IV Congreso Universitario Centroamericano (Tegucigalpa, agosto 1995), en el cual se decidió el desarrollo del Segundo Plan de Integración Regional de la Educación Superior Centroamericana (PIRESC II). Como parte del plan se propuso la construcción de Redes y Sistemas Universitarios Regionales, conducidos por órganos regionales descentralizados, con representación de todas las universidades miembros, en diez áreas de trabajo, una de ellas referida a evaluación y acreditación universitaria. La meta respectiva consideraba el establecimiento de un Sistema Centroamericano de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (SICEVAES).
En el V Congreso Universitario Centroamericano (Costa Rica, septiembre 1999), se resolvió dar continuidad al proceso de desarrollo del Sistema para que “en un plazo adecuado la comunidad universitaria centroamericana pueda contar con una plataforma básica para el desarrollo de las actividades relacionadas con la acreditación de instituciones y programas de educación superior a nivel regional centroamericano” (Medina Guerra, “La creación del Consejo Centroamericano de Acreditación de la Educación Superior”, CSUCA, marzo 2003). Se acordó la formación de una instancia deliberativa para orientar y conducir el proceso: el Foro Centroamericano por la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior. Entre 2001 y 2003 el Foro tuvo cuatro reuniones.
La primera en León (Nicaragua) en octubre de 2001. En ella se decidió establecer el Consejo Centroamericano de Acreditación (CCA). La segunda reunión tuvo lugar en Costa Rica (mayo 2002) y dio lugar a el estableciento de una comisión protémpore para dar seguimiento a los acuerdos del Foro. En la tercera reunión (Guatemala, octubre 2002) se lograron acuerdos sobre la normativa básica del CCA y el procedimiento para la designación de sus integrantes. En la cuarta reunión (Costa Rica, junio 2003), se logró la aprobación definitiva de las normas, procedimientos, autoridad y composición del Consejo, así como la designación de sus primeros integrantes (ídem).
En su definión final, el CCA funge como “la instancia encargada de rugular el proceso y otorgar reconocimiento de los organismos de acreditación que operen en la región. Dicho reconocimiento se otorgará según los lineamientos, características y marcos de referencia para la acreditación que el CCA defina” (Art. I del Acta de Creación). Además se institucionalizó el Foro Centroamericano para la Acreditación de la Educación Superior como un órgano consultivo permanente del CCA, coformado por miembros del CSUCA, los Ministro de Educación de Centroamérica, las federaciones de colegios o asociaciones profesionales, los organismos nacionales que regulan la educación superior, las instituciones de educación superior privada, las agencias nacionales o regionales especializadas de acreditación, y un representante estudiantil por país. En lo sucesivo, el Foro será convocado por el CCA.
b) Mercosur
Como se sabe, el MERCOSUR está formado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay y surge de la firma del Tratado de Asunción el 26 de marzo de 1991. En la Cumbre de Ouro Preto (diciembre de 1994), se aprobó el Protocolo Adicional al Tratado de Asunción que dota al acuerdo con personalidad jurídica internacional. También se adoptaron los instrumentos de política comercial común, principalmente el Arancel Externo Común, que define al convenio, hasta el presente, como una unión aduanera. No obstante, desde su inicio el MERCOSUR ha buscado ampliar los mecanismos de cooperación en aspectos no comerciales, como es el caso de los proyectos educativos y culturales.
En ese marco, en 1998 los Ministros de Educación del MERCOSUR, con la adición de Bolivia y Chile, suscribieron un Memorandum de Entendimiento para formar un mecanismo experimental de acreditación de carreras y el reconocimiento de los títulos en la región. A raíz de ese acuerdo-base, se formó un Grupo de Trabajo de Especialistas en Evaluación y Acreditación, cuya misión era organizar un proceso para lograr los propósitos del Memorandum. Asimismo, se formaron Comisiones Consultivas con especialistas en tres disciplinas: agronomía, ingeniería y medicina para determinar los estándares de calidad susceptibles de ser acreditados. En el grupo de trabajo se diseñaron procedimientos para otorgar garantías recíprocas a los países incluidos en el acuerdo.
Una vez establecida y probada una primera versión de criterios de evaluación y el marco legal de procedimientos, se convocó a las Agencias Nacionales de Acreditación de los respectivos países para organizar el trabajo correspondiente al Mecanismo Experimental de Acreditación. El proceso preparatorio culminó el 14 de junio de 2002: se firmó en Buenos Aires la convocatoria al proceso de acreditación MERCOSUR y se aprobaron los procedimientos de evaluación y los criterios de calidad para las carreras de agronomía, ingeniería y medicina.
Se tiene previsto llevar un seguimiento cuidadoso del mecanismo para considerar las posibilidades de hacerlos extensivo a un mayor número de disciplinas profesionales, hasta abarcar todas aquellas que sea posible considerando las perspectivas de movilidad profesional entre los países comprometidos en la experiencia de acreditación intra-regional.
Al considerar que las iniciativas hacia la formación de un espacio regional con propósitos de acreditación universitaria apenas dan sus primeros pasos, puede ser prematuro adelantar conclusiones. Sin embargo, conviene hacer notar la configuración de un cierto grado de consenso en torno a la necesidad de contar con instrumentos y mecanismos cuyo resultado sea el logro y consolidación de calidad académica en programas e instituciones, y también un cierto grado de acuerdo al percibir en la acreditación una fórmula válida para acercarse a los propósitos de calidad que se persiguen. No obstante, subsisten diferencias importantes en torno a cuestiones cruciales: ¿quién debe acreditar: organismos independientes autónomos del Estado, los gremios profesionales, otras agencias vinculadas a los ministerios educativos, o una combinación de estas instancias? ¿cuáles son los mecanismos que llevan de la acreditación a la calidad académica del sistema de educación superior como tal? ¿cuál es el sentido práctico de los esquemas de acreditación regionales o sub-regionales? Dejamos estas preguntas en el aire. En la próxima entrega examinaremos, en su especificidad, el caso mexicano.