Roberto Rodríguez Gómez

Se anuncia como “la institución educativa de mayor cobertura geográfica en México”, cuenta con casi un centenar de planteles entre sedes propias y franquicias, ofrece servicios educativos de bachillerato, preparatoria abierta, especialidades técnicas, diplomados en inglés y cómputo, y licenciaturas en diseño gráfico digital, educación, informática y mercadotecnia. Cotiza en bolsa (código de pizarra BMV: CNCI B) y es la única institución de educación superior con personalidad de Sociedad Anónima de Capital Variable. Es la Universidad CNCI.

La universidad proviene del grupo regiomontano Dataflux, encabezado por Guillermo Salinas Pliego. Este grupo inició sus operaciones, a principios de los ochenta, en el ramo de procesamiento de datos, luego se transformó en ensambladora y hacia el final de la década en distribuidor de equipos y periféricos. En los noventa, el grupo incursionó en el emergente mercado de Internet, mediante el portal “todito.com”, así como en servicios de capacitación de recursos mediante el Colegio Nacional de Capacitación Intensiva (CNCI), dedicado originalmente a la formación de técnicos en servicios de cómputo e informática.

Dataflux se consolidó como uno de los principales distribuidores de hardware del país y tuvo también éxito en la Internet comercial. La asociación con el Grupo Salinas, propietario de Televisión Azteca y otros negocios en los sectores de telecomunicaciones, finanzas y distribución, fue un componente decisivo de la promoción de las empresas del corporativo, incluyendo por supuesto a la red de planteles CNCI.

En el año 2000 se inició la reconversión de Dataflux en una empresa concentrada en la venta de servicios de educación e Internet. En 2002 se fundó la Universidad CNCI y el proceso concluyó en 2003 con la venta de las acciones de Dataflux, la colocación de acciones CNCI en la BMV y la toma del 50 por ciento de las acciones de “todito.com” El resto de las acciones del portal se vendieron a TV Azteca. Asimismo se estableció la posibilidad de venta de franquicias bajo el sello de la nueva organización.

En febrero de 2004 se informó públicamente de la venta de Dataflux como una “reestructuración corporativa relevante”. En el boletín entonces emitido por la compañía, el presidente del consejo de la Universidad, Guillermo Salinas Pliego, declaró “Este evento marca nuestra salida definitiva del segmento de distribución de computadoras. Confiamos en que esta decisión traerá beneficios a la cotización de nuestra acción, somos una empresa más sencilla de analizar y evaluar, y somos la única opción de inversión en el giro de la educación en la Bolsa Mexicana de Valores.”

El modelo educativo de las carreras profesionales (licenciaturas) de la Universidad CNCI es interesante. Se propone un currículum de tres años, dividido en nueve cuatrimestres, y en cada cuatrimestre un promedio de seis asignaturas. En cada carrera el estudiante obtiene una certificación anual –una especie de diploma intermedio- hasta llegar al título de licenciado. Por ejemplo quien cursa la carrera de educación, obtiene un primer certificado como “facilitador del aprendizaje”, un segundo certificado como “administrador de capacitación” y un tercer certificado como “licenciado en educación”. A su vez, la carrera de informática proporciona certificados sucesivos de “programador junior de sistemas”, “analista de sistemas informáticos” y “licenciado en informática”. Además no se exige tesis ni hay el requisito de servicio social para cumplir el plan de estudios.

Como la Universidad aún no reporta datos estadísticos a la ANUIES, o a otros sitios públicos de concentración estadística, es difícil estimar el total de estudiantes inscritos. La organización informa de más de 100 mil alumnos en todas las modalidades educativas que se ofrecen. Pero el segmento de educación superior es el menos nutrido ya que, en la actualidad, sólo se ha construido un plantel para albergar las carreras.

Por otra parte, llama la atención que aunque la organización afirma contar con “registro de la SEP”, en la lista oficial de la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica (SESIC) de instituciones particulares cuyos planes de estudio cuentan con reconocimiento de validez oficial (consúltese en http://sesic.sep.gob.mx) no hay constancia de otorgamiento del RVOE a los programas de licenciatura de esa universidad.

No debería ser así. La Ley General de Educación claramente obliga a que “los particulares que presten servicios por los que impartan estudios sin reconocimiento de validez oficial, deberán mencionarlo en su correspondiente documentación y publicidad” (Art. 59). Si la Universidad CNCI cuenta con los RVOE tiene que informarlo indicando la clave de autorización respectiva. Si no cuenta con ellos, debe informar –también en los comerciales de televisión- que carece del registro oficial respectivo. Es la ley.

Aunque en ocasiones la ley pasa por alto situaciones de este tipo. De la norma que rige el sistema nacional de educación proviene el texto: “Son de interés social las inversiones que en materia educativa realicen el Estado, sus organismos descentralizados y los particulares” (LGE, Art. 28) ¿Cabe en la categoría jurídica de “interés social” el enfoque empresarial de la CNCI?