Transcurrida la jornada electoral, aunque con la calificación de resultados pendiente, el movimiento #YoSoy132 enfrenta al menos tres retos cruciales. El primero, establecer una definición precisa en torno a un probable escenario de conflicto postelectoral. Segundo, perfilar una agenda de mediano y largo plazo que brinde horizonte de continuidad al movimiento. Tercero, dirimir las posibilidades de tránsito de una movilización de coyuntura a una forma de organización más o menos estructurada y regulada.
Además de estos desafíos, que saltan a la vista y están, desde luego, en la mira de los propios promotores del movimiento, también está pendiente la definición operativa del teatro de acción a futuro: ¿la escena política nacional, el ámbito universitario, o ambas posibilidades según las circunstancias? De esta decisión, dependen otras de gran alcance, como, por ejemplo, las formas para procesar relaciones de convergencia entre el movimiento y otros sectores sociales o políticos, o en su caso la agenda propiamente estudiantil del grupo.
El #YoSoy132 surgió, primero, como una expresión de protesta contra el manejo informativo de las campañas presidenciales. Pronto transitó a un enfoque centrado en la democratización de los medios y con una postura contraria a la candidatura apoyada por el PRI-PVEM. La propia expansión del movimiento y su dinámica de organización abrieron espacio a la expresión de una gama de demandas mucho más amplia que la original. En las primeras asambleas generales de la Coordinadora Interuniversitaria se expresaron exigencias de transformación que abarcaban, prácticamente, el espectro completo de las políticas públicas del país, en un arco que incluye desde el cambio de modelo de desarrollo económico nacional hasta la promoción del arte y la cultura.
Delimitar las propuestas gestadas en los primeros encuentros de voceros y representantes de las instituciones participantes en el movimiento no ha sido una tarea fácil. En realidad quedó pendiente ante la inminencia del proceso electoral. Así, en una tercera fase, el #YoSoy132 concentró energías en dos tareas: la de concientización cívica del electorado, y la observación y defensa del sufragio.
En la víspera de las elecciones, todas las acciones –marchas, festivales y concentraciones- se acercaron al objetivo de incidir sobre el proceso y los resultados de la contienda. No obstante este natural foco de atención, que sin duda permanecerá hasta que se agote, de una u otra manera, el escenario postelectoral, la reflexión sobre el futuro del movimiento y su agenda de largo plazo está presente en el núcleo de organización.
Así, por ejemplo, en el marco de la jornada previa al día de las elecciones, es decir la muy nutrida marcha silenciosa de Tlatelolco al Zócalo y el plantón nocturno en ese espacio, se dio lectura a un texto titulado “Posicionamiento #YoSoy132 previo a la jornada electoral”, también difundido como plan de lucha del movimiento. Luego de reiterar la intención de continuar la movilización por la defensa del voto, se comunica la intención de perfilar una agenda social y política de mayor amplitud. Se indica: “Hemos salido a las calles haciendo ejercicio de uno de nuestros derechos constitucionales, que es manifestarnos, y de ahora en adelante, el movimiento #YoSoy132 llamará a toda la sociedad a elaborar un proceso de construcción y transformación nacional de largo alcance.”
El programa de lucha correspondiente a ese objetivo incluye seis puntos. El primero recupera la demanda original del movimiento, es decir democratizar y transformar los medios de comunicación, información y difusión. El segundo se enfoca sobre el sistema educativo, científico y tecnológico, y se pronuncia por cambiar el sistema vigente por otro que asegure la educación “laica, gratuita, científica, pluricultural, democrática, humanista, popular, crítica, reflexiva, de alto nivel académico, y garantizada por el Estado en todos los niveles como obligación constitucional.”
El tercer punto propone un cambio de modelo económico: “nos pronunciamos por una economía humana, justa, soberana, sustentable y de paz.” El cuarto se refiere al modelo de seguridad nacional y justicia y se propone el inmediato “retiro de las fuerzas armadas de las funciones de seguridad pública.” El quinto punto es político, enuncia una forma de organización sociopolítica paralela a la estructura vigente: “proponemos el enriquecimiento y creación de asambleas distritales, municipales, comunales, locales y barriales, para la constitución de un poder popular y ciudadano que vigile a los órganos de gobierno e implemente, desde la sociedad, mecanismos para la solución de sus demandas. Por último, en el sexto punto se exige “el pleno cumplimiento del derecho a la salud.”
No sobra decir que, según las reglas vigentes de la Coordinadora Interuniversitaria, este conjunto de demandas requiere ser validado por las asambleas locales de las instituciones. Estos puntos, así como el perfil político del #YoSoy132 será objeto de debate en la 5ta. Asamblea General (4 de julio 2012). En la página web oficial (www.yosoy132media.org) se advierte: “toda conferencia de prensa, boletín informativo, comunicado impreso o cualquier otro medio que pretenda dar a conocer una posición política a nombre de #yo soy 132 previo a dicha reunión no es oficial ni resolutivo.”