La producción científica mundial ha crecido notablemente en los últimos años y se ha diversificado por regiones y países. En la actualidad la cantidad de revistas científicas incluidas en la base Web of Science (WoS), suma más de 12 mil títulos sistematizados a través de dos índices: el Science Citation Index (SCI) y el Social Science Citation Index (SSCI). El ritmo de crecimiento de la base WoS se aproxima a quinientos nuevos títulos por año, cifra de consideración si se toma en cuenta que el sistema acepta no más del diez por ciento de las revistas sometidas a revisión.
Según el reporte institucional “The Globalization of Web of Science: 2005-2010”, elaborado por James Testa (Thomson Reuters, 2011), “a finales de 2010 el Web of Science constaba de 11,739 revistas publicadas en 87 países. De 2005 a 2010, catorce de esos países fueron representados por primera vez” (pág. 4). En el mismo periodo, los países más activos en la adición de nuevos títulos fueron España, Brasil y Australia. Estos países incorporaron a la base WoS, respectivamente, 112, 115 y 97 revistas.
Recientemente fue publicado, en Estados Unidos, el reporte “Science and Engineering Indicators 2012”, producido por la National Science Foundation. El texto recoge multitud de datos e indicadores acerca de la producción científica de ese país y en el resto del mundo. Según esta fuente, la producción científica mundial en 2009 sumó 788 mil 347 artículos científicos en todas las áreas de conocimiento, incluyendo las ciencias sociales.
La tabla correspondiente a la producción académica por países permite observar algunas tendencias de cambio relevantes sobre la distribución de los ámbitos nacionales de producción de conocimiento. En primer lugar, salta a la vista que Estados Unidos, sin abandonar su posición de liderazgo, ha decaído significativamente como la zona de máxima concentración. Mientras que, a nivel mundial, el promedio de crecimiento de publicaciones científicas se aproxima al 2.5 por ciento anual en la última década, el correspondiente a Estados Unidos sobrepasa apenas un punto porcentual por año. De ahí que la proporción de artículos de investigadores estadounidenses haya pasado de concentrar más del treinta por ciento de la producción mundial en 1999 a solo el 26.5 por ciento en 2009.
En varios países europeos se observa la misma tendencia, es decir de estancamiento o crecimiento muy limitado. Es el caso, como puede verse en el cuadro anexo, del Reino Unido, Alemania, Francia e Italia, todos los cuales han descendido, durante la década, en su cuota de participación de la producción científica mundial.
En el contexto europeo la más notable excepción a esa tendencia es el caso de España. En sólo una década logró incrementar su producción científica anual más de una tercera parte: de catorce mil quinientos artículos por año en 1999 a veintiún mil quinientos en 2009. Con ello, España se ha situado en la lista de los primeros diez países productores de conocimiento científico, lo que no es poca cosa.
La región asiática presenta un interesante contraste: China ya supera a Japón, ampliamente, como el país a la vanguardia de la lista. En la década, China incrementó su producción científica con una tasa de 17 por ciento anual, y pasó de concentrar apenas el 2.6 por ciento de la producción mundial de 1999, al 9.4 por ciento en 2009, situándose así en la segunda posición mundial.
De América Latina sobresale Brasil, que ocupa la 16 posición y concentra el 1.6 por ciento de la producción mundial. Siguen México, en el lugar 31, Argentina en el 33 y Chile en el 40. En la comparación latinoamericana destaca que la producción científica de Brasil, Argentina y Chile continúa creciendo a tasas mayores al promedio mundial, en cambio la mexicana presenta síntomas de estancamiento y retroceso relativo.
En 1999 la producción científica brasileña concentraba el 42 por ciento de la latinoamericana. Actualmente sobrepasa la cuota de cincuenta por ciento. En cambio, México descendió, en el mismo periodo, de 20.6 a 17.2 por ciento.
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