El pasado martes (27 de agosto), la prensa chilena destacó las declaraciones de la candidata presidencial Michelle Bachelet en el sentido de abrir paso a la educación superior gratuita de ese país. La candidata de la coalición “Nueva Mayoría”, que agrupa para las elecciones del próximo noviembre a los partidos de centro e izquierda opositores al gobierno, y que lleva una amplia ventaja en las encuestas de intención de voto, formalizó su propuesta en un acto celebrado en el Instituto Femenino Superior de Comercio al señalar que, para su plan de gobierno, “es vital que la educación superior sea gratis y de calidad”.
En su discurso, Bachelet subrayó: “entendí muy claro el mensaje de los jóvenes cuando decían que la educación no puede ser un bien de consumo.” Asimismo precisó “eso también incluye a los centros de formación técnica acreditados y que no tengan fines de lucro,” y que, de llegar al gobierno, se garantizará que cada región del país cuente con al menos una institución de educación superior tecnológica. (La Tercera, 27 de agosto 2013).
La propuesta de avanzar hacia la gratuidad del sistema ha sido madurada a lo largo de la campaña de Bachelet. En el marco de la contienda para definir al candidato de la coalición opositora, la candidata presentó a los medios, el 7 de junio de 2013, las líneas generales de su propuesta de gobierno. Sobre el tema que nos ocupa señaló: “Vamos a reformar la educación superior, garantizando financiamiento, acceso y calidad con un horizonte claro: el horizonte es la gratuidad universal, pero seamos realistas; un cambio de esta magnitud no se hace de un día para otro. Estimamos que en un Gobierno de cuatro años vamos a cubrir al menos a los estudiantes del 70 por ciento de menores ingresos y en un máximo de seis años la gratuidad debería alcanzar a todos los jóvenes chilenos" (CNN Chile, en línea).
Tras triunfar en las elecciones primarias del 30 de junio de 2013, y con ello afirmarse como la candidata con mayores posibilidades de victoria en las presidenciales de fin de año, Bachelet ha reiterado su propuesta en distintos foros, incluso ha subido la apuesta. El 8 de agosto, en el Museo de Arte Contemporáneo, instalación que administra la Universidad de Chile en Santiago, la ex Presidenta se reunió con un centenar de líderes y exdirigentes estudiantiles para dialogar con ellos su propuesta. Como era de esperarse en un evento en que la candidata buscaba apoyos del sector juvenil, el punto central de su discurso fue reconocer la aportación de la movilización estudiantil en favor de la gratuidad de la educación superior: “Chile cambió en gran medida por la lucha de los estudiantes. Las transformaciones hoy son posibles gracias a lo que ustedes hicieron”, declaró. (El Mostrador, 8 de agosto 2013).
Dirigentes estudiantiles de notable relieve en las protestas de los últimos años, como Camila Vallejo, Camilo Ballesteros y Karol Cariola, expresaron un franco apoyo a la línea de política educativa de Bachelet; otros, entre quienes destaca Gabril Boric, anterior presidente de la Federación de Estudiantes de Chile, manifestó una postura de reserva al recordar los límites de la gestión educativa de la Concertación estuvo al frente del gobierno chileno.
Más adelante, el 23 de agosto, en un acto de campaña en la comuna de Copiapó (Atacama), Bachelet enunció la fórmula “educación superior gratuita, sin letra chica”, justo en la forma en que el movimiento estudiantil ha venido demandando, en los últimos años, el necesario cambio de régimen del sistema universitario y tecnológico del país. (Soy de Chile, en línea).
En contraste, la candidata del oficialismo, Evelyn Matthei, quien fuera ministra del Trabajo en el régimen de Sebastián Piñera, ha afirmado su negativa a una educación superior de carácter gratuito, bajo el argumento de que la medida subvencionaría, principalmente, a los jóvenes de las clases más acomodadas: “Yo no creo en la educación gratuita para todos en la universidad. A lo mejor en 30 años más la educación va a ser gratuita como lo es en Finlandia”, dijo en entrevista a Radio Bio Bio el 25 de julio de 2013.
El equipo de campaña de Matthei, a la vista del posible impacto electoral de la propuesta de Bachelet, ha tratado de matizar el pronunciamiento de la abanderada de la derecha chilena, señalando la factibilidad de una iniciativa que haga gratuita la educación superior para los jóvenes de los primeros cuatro quintiles de ingreso, de modo tal que sólo la familias en el último quintil tendría que aportar cuotas de colegiatura. Pero, para la opinión pública, el debate está prácticamente cerrado: Bachelet propone la gratuidad y Matthei la continuidad del esquema vigente.
Prometer no empobrece
En Chile no existe la educación superior pública gratuita. Una proporción de estudiantes recibe becas y otra, cuantitativamente importante, financia sus estudios a través de mecanismos de crédito. Transitar de ese modelo a otro sustentado en la gratuidad no es tarea fácil. Implica reformular, por completo, el esquema vigente. Sólo puede hacerse a través de dos vías: incrementar la deuda pública, o incrementar los impuestos. Ambas soluciones en manos del Congreso.
La Concertación requiere obtener mayorías legislativas para poder aterrizar la propuesta de su candidata aunque sea en forma gradual. No obstante, una perspectiva interesante se abre en la posibilidad de alinear el interés de los jóvenes chilenos con la propuesta gubernamental. Sería una nueva coalición política y por lo tanto un nuevo terreno para intentar reformas trascendentales.