Roberto Rodríguez Gómez

A finales de julio se publicó la edición 2005 de la serie Digest of Education Statistics que edita el Departamento de Educación de Estados Unidos a través del Centro Nacional de Estadística Educativa. La colección de estadísticas comprende la totalidad de niveles y modalidades escolares y brinda un panorama muy completo del estado de la educación en ese país. El capítulo que se refiere a la educación superior incluye datos de matrícula, planta docente, instituciones, resultados académicos, financiamiento, entre otros aspectos.

Quizás el dato más impresionante es el que concierne al tamaño del sistema. La matrícula estudiantil de 2004, último año del que se tiene registro, alcanzó un total de 17.3 millones de estudiantes, sin contar los inscritos en cursos de educación continua o en otras opciones de formación al margen del sistema educativo oficial. De ese total, la mayor parte (14.8 millones) está comprendida en programas que otorgan títulos de bachiller o profesional asociado. El resto (2.5 millones) corresponde a la matrícula de posgrado. Más de seis millones de alumnos están inscritos en programas de dos años de duración. Excepto en el doctorado la matrícula femenina es predominante, en el nivel de licenciatura alcanza el sesenta por ciento.

El sistema consta de 4,216 instituciones acreditadas, de las cuales mil setecientas son públicas (639 con programas de cuatro años y 1,061 con programa de dos) y 2,516 son privadas (1,894 con programas de cuatro años y 622 con programas de dos). Las instituciones públicas que ofrecen programas de dos años son, principalmente, los Community Colleges. En el caso de las IES privadas la mayoría corresponde a la modalidad de instituciones en la categoría "sin fines de lucro". No obstante, de los más de cuatro millones de estudiantes en instituciones privadas, encima de setecientos mil están matriculados en IES de tipo empresarial, lo que duplica su proporción con respecto a la existente hace apenas diez años.

El sistema emplea 3.2 millones de personas, lo que incluye 2.3 millones de empleados profesionales y 0.9 en categorías no profesionales. El personal académico suma un total de 1.2 millones de profesores e investigadores, de los cuales poco más de la mitad tiene contratos de tiempo completo. Del total de académicos de tiempo completo, el cincuenta por ciento cuenta con contratos de tipo definitivo (tenure), lo que expresa una tendencia a la disminución, ya que en los años ochenta dicha proporción alcanzaba casi el sesenta por ciento del total.

Las proporciones de personal académico definitivo varían según los tipos de institución que se considere y también por género. En el sector privado aproximadamente el 46 por ciento de los tiempos completos son definitivos, mientras que en el público la proporción supera el 53 por ciento. Sólo el 42 por ciento de las académicas de tiempo completo están contratadas en el régimen de definitividad, contra el 56.5 por ciento en el caso de los varones.

Aunque las variaciones entre instituciones y carreras son altamente significativas, el salario promedio del personal académico se considera el más alto en la historia del sistema estadounidense. En la actualidad los académicos varones ganan 69,337 dólares por año y las mujeres un promedio de 56,926. Estas cifras son superiores en un diez por ciento, inflación descontada, a la prevaleciente hace una década, y cerca de un veinticinco por ciento con respecto a los años setenta.

Por supuesto, el salario académico también varía según las categorías del escalafón. Por ejemplo, en la categoría de professor el promedio anual supera los ochenta y ocho mil dólares, mientras que los profesores asistentes y los instructores ganan aproximadamente la mitad de esa suma al año. El salario es ligeramente superior en las instituciones privadas, la diferencia promedio oscila en torno a cuatro mil dólares anuales.

En algunas carreras, como medicina, derecho o arquitectura, por ejemplo, los sueldos al profesorado de mayor jerarquía superan normalmente los cien mil dólares por año, aparte de estímulos y bonos por desempeño. Los investigadores, por su parte, suelen complementar sus ingresos con alguna proporción de los fondos externos que financian los proyectos a su cargo.

Al considerar al personal académico en su conjunto, el promedio de edad se sitúa en el intervalo de 40 a 45 años. No obstante, en la categoría de profesor, la edad promedio se acerca a la cincuentena y en el grupo de académicos con definitividad los mayores de cincuenta representan la mayor proporción del conjunto.

Llama también la atención que en la distribución de la matrícula por áreas y carreras predomina el área de administración. La tendencia, además, es creciente. De todas las áreas de conocimiento consideradas, la administrativa es la que mayor crecimiento ha registrado a partir de 1994. Siguen, en orden de importancia, las áreas de ciencias sociales, educación y humanidades. En maestría el área que concentra las preferencias es, de nueva cuenta, la administrativa, y en doctorado el área de educación.

La publicación que comentamos abunda en datos sobre la distribución demográfica de la matrícula (género, ubicación geográfica, edad, adscripción étnica, religión, entre otras variables) y se detiene en pormenorizar las fuentes de financiamiento a las que acuden los estudiantes para solventar los altos costos de colegiatura tanto en el sector público como en el privado.