Tal y como se comprometió la Junta de Gobierno de la UNAM, órgano colegiado encargado de seleccionar y designar al rector de la principal universidad del país, desde el 6 de octubre se publicaron en la página web de la misma los documentos básicos que acompañan a las candidaturas de los aspirantes: currículum, semblanza profesional, proyecto de trabajo para el periodo 2015-2019, y síntesis del mismo. Figuró en esa página la documentación de dieciséis aspirantes registrados.
Posteriormente, el 22 de octubre, la Junta dio a conocer la lista de diez candidatos a ser entrevistados para dar lugar al último tramo del proceso de selección. Se supone que el elenco refleja los resultados de la auscultación llevada a cabo por el órgano elector desde la publicación de la convocatoria. Integran la lista de “los diez” Sergio Alcocer, Francisco Bolívar, Fernando Castañeda, Javier de la Fuente, Enrique Graue, Héctor Hernández, Juan Pedro Laclette, Leonardo Lomelí, Suemi Rodríguez, y Rosaura Ruíz. Todos ellos son o han sido autoridades universitarias, algunos además funcionarios de la administración central.
Esta semana se ha dado difusión, mediante los canales de radio y televisión de la UNAM, a las presentaciones de cada candidato. El formato es muy sencillo: en imagen de televisión el aspirante aparece hablando de sí mismo y de su proyecto durante quince minutos, en radio sólo la voz de la presentación. La producción de las cápsulas se advierte monótona, plana y carente de cualquier recurso que pueda atrapar la atención de la audiencia. Tal vez ello fue intencional, para brindar condiciones de equidad a los sustentantes. La rigidez del formato sin duda restó a los candidatos oportunidades para transmitir, aparte de ideas generales, aquello elementos de orden más bien simbólico y emocional que integran una figura de liderazgo convincente.
De los proyectos dados a conocer lo primero que llama la atención es la coincidencia sobre una estructura narrativa común: la Universidad Nacional ha logrado avances relevantes en materia de cobertura, calidad académica, responsabilidad social, presencia nacional, identidad, gobernabilidad y gobernanza. El diagnóstico común es que la UNAM está bien o muy bien. Sobre esa suerte de acuerdo tácito, los candidatos proponen políticas y acciones que, en primer lugar, hacen notar la importancia de consolidar los logros alcanzados, y en segundo lugar las áreas de innovación que pueden complementar el primer objetivo. Ahí es donde están las principales diferencias, más de énfasis que de naturaleza.
¿Continuar la tendencia de crecimiento? Algunos piensan que así debe ser para atender propósitos de equidad social sobre la demanda. Otros opinan que las actuales dimensiones de la Universidad, y el incierto escenario económico del país, más bien aconsejan desacelerar por el momento. La mayor coincidencia es que en las fórmulas de educación abierta y a distancia está la mejor oportunidad de mantener el crecimiento de la oferta. Algunos opinan que la instalación de sedes, ya sea de bachillerato, estudios profesionales, posgrados y centros de investigación debe ocurrir fuera del área metropolitana.
¿Qué tipo de investigación se debe apoyar? La mayoría piensa que se debe continuar con una política de fomento a la investigación básica, pero también incentivar la investigación aplicada y el desarrollo de tecnología. Varios candidatos insisten en acrecentar las tareas de vinculación con el sector público y el privado como parte de la respuesta que debe dar la Universidad a las necesidades del desarrollo económico y social del país.
¿Qué tan importante es la renovación del plantel académico y cómo se debe llevar a efecto? Prácticamente todos los proyectos incluyen este ángulo de la política universitaria, con mayor o menor énfasis, eso sí. Para algunos la renovación debe ser gradual y progresiva, básicamente como se ha hecho en los últimos años. Para otros la Universidad debe redoblar esfuerzos para concretar dicho proceso en un plazo más corto. En todos los proyectos la renovación se proclama como una valiosa oportunidad y en ninguno de se discuten los riesgos y potenciales conflictos de la medida.
¿Cuál es la más trascendente de las tareas de la UNAM? La coincidencia es plena: la docencia, y por lo tanto está a la orden del día la noción de renovar planes y programas, brindar mejores servicios a la comunidad estudiantil y avanzar en propósitos de equidad. No obstante, también la totalidad de los proyectos insisten en la riqueza de las funciones de investigación, difusión y extensión universitaria, y presentan una relativa variedad de fórmulas de innovación.
Quedan dos impresiones. Una, que los candidatos optaron por formular proyectos políticamente correctos, con una mínima apreciación crítica del desempeño universitario en los últimos años y prácticamente ningún cuestionamiento sobre su conducción. Dos, que tampoco arriesgaron en los mensajes del radio y la televisión. La apuesta fuerte tendrá como escenario la entrevista personal con los integrantes de la Junta de Gobierno. Esta semana.