La matrícula de estudiantes de licenciatura en educación Normal está disminuyendo aceleradamente, los datos oficiales así lo confirman. A inicios del sexenio la población escolar en las normales públicas ascendía a poco más de cien mil estudiantes (101,055 en el ciclo 2012-2013) y, según estimaciones de la SEP para el cierre del ciclo, habrá descendido a menos de setenta y cinco mil estudiantes (74,688 proyectados para el ciclo 2017-2018). La situación en las privadas es peor aún: de 33,365 en 2012-2013 a 12,353 estimados para el año que corre.
Aunque la disminución de matrícula en esta modalidad de la educación superior tiene alcance nacional, las dimensiones y tendencias del fenómeno varían entre las entidades federativas. En algunas de ellas la matrícula está cayendo en picada: es el caso de Tlaxcala (-71.2 por ciento), Coahuila (-69.5 por ciento), Tamaulipas (-68.9 por ciento) y Tabasco (-62.1 por ciento). En otros, la matrícula actual representa aproximadamente la mitad que la registrada al inicio del sexenio, como en Oaxaca (-55.3 por ciento), Colima (-53.9 por ciento), Campeche (-49.6) y Nayarit (-47.3 por ciento). El resto tienen disminuciones menos acusadas y solo hay tres entidades en que la población escolar se ha mantenido o repuntado: Hidalgo, Jalisco y Yucatán.
Las condiciones de esta tendencia anticipan que el volumen del primer ingreso a las escuelas normales presente una tendencia igualmente negativa, como es exactamente el caso, aunque hay un matiz interesante: Michoacán, Morelos y Zacatecas presentan una tendencia negativa en el crecimiento de la matrícula total, pero el primer ingreso ha mejorado ligeramente en el tramo sexenal.
Lo que de plano no mejora, sino que presenta ya un perfil crítico, es el volumen de solicitudes de ingreso a las licenciaturas de educación Normal. Conviene aclarar que la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación, la DGSPE, no reporta la estadística de solicitudes; pero el Anuario Estadístico de la Educación Superior elaborado por la Anuies sí contiene estos datos, sistematizados a través del módulo de normales del Formato 911. El último anuario reporta los datos del ciclo 2016-2017.
Son datos que hay que tomar con un grano de sal, porque provienen del llenado del cuestionario requerido por SEP a los centros escolares, no garantizan el conteo de individuos en el reporte. Con esa salvedad, son ilustrativos de la tendencia a la que apuntan las estadísticas de matrícula general y de primer ingreso.
Como se puede advertir en la tabla anexa, el decremento del número de solicitudes de primer ingreso a las licenciaturas de las normales es un fenómeno nacional: en ninguna de las entidades federativas el número de solicitudes fue mayor en 2016-2017 que en 2012-2013. El promedio nacional registra un descenso de casi sesenta por ciento (59.0 por ciento) y son mayoría las entidades en que la tendencia negativa es aún más acusada. Los casos de menor disminución son Ciudad de México (-19.5 por ciento), Puebla (-21.2 por ciento) y Quintana Roo (-22.5 por ciento).
Es interesante agregar que, a estas alturas, el volumen de solicitudes de primer ingreso está cerca de igualar al número de lugares disponibles en las normales: 36,547 solicitudes para 29,139 lugares en 2016-2017, según la fuente Anuies. Aunque la capacidad instalada en las normales permite el acceso de casi treinta mil nuevos ingresos, en la práctica terminan el proceso de inscripción menos de veinticinco mil.
Si se consideran la tipología de escuelas normales, se advierte que en las rurales la proporción de solicitudes de nuevo ingreso está disminuyendo con un perfil todavía más acusado que la tendencia nacional respectiva. Un ejemplo: a la Normal Rural Prof. Isidro Burgos de Ayotzinapa solicitaban ingreso hasta mil estudiantes por año en la década pasada. En 2012-2013, antes de la desaparición de los 43, se registraron 606 solicitudes, el año pasado únicamente 74. De nueva cuenta, según el anuario Anuies.
¿Por qué los egresados del bachillerato están huyendo de la opción de formarse como maestros de educación básica? Seguramente es un fenómeno de carácter multifactorial: la formación normalista no asegura inserción al sistema docente; las campañas de desprestigio contra los maestros; la apertura de los concursos a egresados de otras carreras; las condiciones de inseguridad en no pocas de las localidades en que se ubican estas instituciones; la posibilidad de acceder a otras opciones de formación superior, entre otras.
Por ahora lo importante es conocer que hará el nuevo gobierno para modificar la tendencia ¿cuáles habrán de ser los incentivos para recuperar la matrícula? ¿cómo procederá el fortalecimiento de estas instituciones, que son clave para la formación de docentes en la enseñanza básica? ¿se administrará su extinción o se buscará recuperar, en una nueva etapa, la mejor tradición normalista?
.