Una de las vertientes de análisis del fenómeno universitario se basa en el estudio de casos concretos. Este enfoque permite ponderar, por ejemplo, la distancia que media entre los propósitos de determinadas políticas e innovaciones, los problemas de su instrumentación en el terreno institucional, y los resultados, intencionales o imprevistos, que se obtienen como efecto del movimiento desencadenado.
El estudio de caso no es, desde luego, la única solución para determinar si una propuesta de cambio consigue el resultado esperado. Tampoco es el único método disponible al valorar la coherencia, racionalidad e impacto de las políticas. Sin embargo, a la hora de buscar respuesta objetiva a preguntas sobre viabilidad, pertinencia y alcances reales de los esquemas de reforma, los estudios de caso son insustituibles. Mejor si ofrecen una perspectiva comparada y si su realización es producto de un ejercicio independiente de los intereses institucionales potencialmente en juego.
Las virtudes de rigor teórico y metodológico, independencia de criterio, y profundidad analítica, se reúnen en dos investigaciones recientemente publicadas por la ANUIES, ambas originalmente tesis de doctorado y posteriormente premiadas por la Asociación en su ya tradicional concurso anual de trabajos de postgrado.
Me refiero a los libros de Gloria del Castillo Alemán, Dos modelos diferenciados de configuración institucional bajo el impacto de la evaluación externa: la UAM-A y la UIA (mejor tesis de doctorado en el Premio ANUIES 2004) y de Pedro Flores Crespo, Educación superior y desarrollo humano: el caso de tres universidades tecnológicas (trabajo recomendado para su publicación en el Premio ANUIES 2003).
La investigación de Gloria del Castillo, egresada del programa de doctorado en investigación en Ciencias Sociales, con especialidad en Ciencia Política, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO México), se pregunta acerca de las condiciones de implementación de programas de evaluación y estímulo docente en una universidad pública y en otra privada. Encuentra en primer lugar que ambos programas, con todo y sus diferencias formales y operativas, surgieron y se desarrollaron al amparo de la política federal favorable a estos instrumentos como resortes para el cambio institucional.
La autora destaca algunos elementos en común entre ambos programas, aunque también diferencias marcadas. Los estímulos de la UAM privilegian una combinación de productos de investigación e indicadores de desempeño docente, mientras que en la UIA predomina la evaluación de los estudiantes sobre la actividad de los profesores. Asimismo, hace notar que en los dos casos existen referentes externos que presionan a las instituciones para la demostración de procesos de calidad.
En el caso de la UAM, las evaluaciones académicas externas -grupos de pares, CONACyT, SEP y otras agencias- representan el principal acicate para la profundización del modelo de de aseguramiento de calidad de la institución. En el caso de la UIA, a tales presiones se añade el estímulo de la competencia con otras universidades privadas.
Quizás lo más interesante de la investigación de Gloria del Castillo consiste en la constatación del peso de las culturas organizacionales, en particular los mecanismos de decisión, en el esquema de implementación respectivo. En el caso de la UAM, el punto de vista de los órganos colegiados, así como el de otros agentes de representación colectiva, resulta en un factor de poder con la capacidad de matizar en forma y contenido los programas de evaluación y estímulo. Para el caso de la Iberoamericana, la autora de cuenta de un modo de decisiones mucho más vertical, que se refleja en procesos de implementación probablemente menos politizados, pero también menos compartidos.
Por su parte, la investigación del doctor Flores Crespo, egresado del doctorado en Educación de la Universidad de York, Inglaterra, se enfoca al estudio de relaciones entre educación superior y desarrollo con base en la experiencia de las universidades tecnológicas en México. Su estudio considera las unidades de Nezahualcóyotl, Tula-Tepeji y Aguascalientes, y se basa en información recogida mediante entrevistas a informantes clave y cuestionarios aplicados a estudiantes y egresados.
El estudio sobre las tecnológicas, cuyos datos fueron recabados durante el año 2000, muestra en primer lugar un alto grado de consenso entre los propósitos institucionales del modelo y la percepción de los estudiantes, particularmente los egresados, con respecto a la posible inserción profesional, la pertinencia curricular de la propuesta, y las bondades de esta alternativa como generadora de oportunidades sociales. El autor hace notar, asimismo, algunas desventajas y riesgos presentes: dificultades de empleo, bajos salarios al momento de la colocación laboral, insuficiente comprensión del modelo en el sector de empleadores y en la sociedad en general.
Además de estos resultados, el autor presenta una interesante discusión teórica: las posibilidades y límites de incluir a la educación superior y su relación con el entorno social y económico, dentro del enfoque del desarrollo humano conceptualizado, entre otros, por Amartya Sen. En este aspecto, el doctor Flores ofrece argumentos plausibles para demostrar la pertinencia del enfoque de las capacidades humanas en este plano, si bien advierte de la necesidad de mejorar las técnicas metodológicas y prestar una mayor atención a los aspectos de funcionalidad y desempeño personales.
En fin, dos libros para leer y transitar mejor informado en el territorio que va de las políticas a las prácticas.