Una aproximación al desempeño del gobierno en materia de educación superior resulta del balance entre promesas y resultados. Esta colaboración toma en cuenta uno de los ángulos de la cuestión: el de las promesas y propuestas del titular del ejecutivo federal en la materia. Para ello se abordan dos momentos, el de la contienda presidencial de 2012 y el correspondiente a 2018. En cada uno de ellos, el actual presidente de la República fijó posición y sugirió propuestas. Nos vamos a referir a su contenido y principales diferencias.
El escenario de 2012
Un primer antecedente de las propuestas del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre la educación superior, puede remontarse a su participación, el 31 de mayo de 2012, en el foro organizado por la Anuies para conocer y dialogar acerca de las propuestas de los candidatos presidenciales ante las elecciones de ese año. AMLO acudió al evento en representación de la coalición Movimiento Progresista, encabezada por el PRD en alianza con el PT y Movimiento Ciudadano.
De su intervención en aquel contexto llama la atención que sigue de cerca las propuestas formuladas por la Anuies en el documento “Inclusión con responsabilidad social: Una nueva generación de políticas de educación superior”, varias de las cuales serían calificadas, años después, como parte del “paradigma neoliberal” de las políticas educativas. Las principales propuestas que el candidato mencionó son, en resumen, las siguientes: ampliar la matrícula para que “en los próximos seis años, México, cuando menos, duplique su nivel de cobertura en educación superior”; fomentar la equidad para “romper el círculo estructural de la pobreza, con la finalidad de que accedan a la educación superior una mayor proporción de jóvenes de familias pobres”; contar un programa nacional de becas amplio y suficiente para que no solo ingresen, sino que puedan concluir exitosamente sus estudios profesionales estos jóvenes; mejorar la calidad haciendo “más completas e integrales las actuales formas de evaluación y acreditación de los programas educativos, y apoyar en forma decidida el crecimiento del posgrado”; crear un órgano de Estado con independencia y capacidad para evaluar la educación superior […] a través de un consejo autónomo; revisar la pertinencia y “evitar concentración excesiva en las profesiones tradicionales”.
Se refirió a la educación superior impartida por los particulares reconociendo que “es un complemento importante que reconozco y valoro. Nos proponemos brindar las garantías para su trabajo y colaboración. Es obligación del gobierno garantizar a todos el derecho a la educación gratuita y de calidad en todos los niveles escolares, pero no se debe limitar la participación de particulares y de la sociedad civil”, y anotó la necesidad de crear nuevas instituciones públicas: “vamos a tomar como base lo que ya tenemos, lo que ustedes hacen, que no es poco, pero vamos a multiplicarlo. Habrá que invertir en infraestructura, capacitar docentes y crearles plazas. Todo eso está contemplado.”
En materia de política de ciencia y tecnología, el entonces candidato apuntó a la necesidad de fortalecer la inversión en ciencia básica y aplicada y dijo: “reitero mi compromiso para que se cumpla cabalmente con lo que ya establece la Ley, en el sentido de destinar el uno por ciento del PIB al rubro de Ciencia y Tecnología; crear plazas de investigadores en las universidades, en ciencias exactas, en ciencias sociales y en humanidades, así como fortalecer los posgrados y los programas de formación de investigadores”. Agregó la propuesta de promover la vinculación entre la educación y el aparato productivo; la incubación de empresas de base tecnológica, la generación de patentes y los proyectos de jóvenes emprendedores.
El discurso de 2012 finaliza con la siguiente afirmación: “a la educación superior le han regateado recursos sistemáticamente. La Política de Estado que propongo permitirá establecer presupuestos multianuales, que contemplen un crecimiento paulatino no menor a una décima del PIB anualmente, con lo que estaríamos muy cerca de alcanzar, a finales del gobierno, la meta que ustedes han propuesto. Llegaríamos a un presupuesto para la educación superior de 1.3 por ciento del PIB.
La campaña de 2018
En enero de 2017 AMLO encargó al empresario regiomontano Alfonso Romo la integración de un equipo de trabajo, con la encomienda de formular un proyecto general que sustentara la plataforma electoral de Morena para las elecciones federales de 2018, así como la base del proyecto de gobierno en el sexenio 2018-2024. El documento debía considerar el contenido del libro “2018, la salida”, de la autoría del candidato, e incorporar las propuestas de los más de doscientos especialistas participantes en el grupo de trabajo. La comisión para el tema sobre “educación, valores, cultura y ciencia” fue presidida por Laura Esquivel Valdez. El producto de esa tarea fue un documento de más de cuatrocientas páginas titulado “Proyecto de nación 2018-2024”, el cual fue presentado al IV Congreso Nacional de Morena, celebrado en el Auditorio Nacional el 20 de noviembre de 2017.
No obstante que incluye un capítulo titulado “Educación para todos” (páginas 431-442), su contenido se limita a “dar una visión sobre el beneficio que pudiera representar para México, el que se otorgue autonomía a las instituciones particulares de educación superior que han demostrado su compromiso con la calidad y la mejora continua.” En el mismo se argumenta la viabilidad jurídica de brindar condiciones de autonomía a las universidades privadas de mayor consolidación, así como la conveniencia de otorgar esa prerrogativa para fortalecer la calidad académica de dichas instituciones. En las conclusiones del “Proyecto de nación” se ofrece un elemento adicional: “asegurar la cobertura al cien por ciento sin rechazo por parte de las universidades públicas” (pág. 461)”.
En la presentación pública del documento, el ingeniero Romo abordó la propuesta educativa señalado: “no es aceptable que únicamente el siete por ciento de los niños que entran a la primaria terminen una licenciatura […] y tampoco podemos aceptar que nuestros estudiantes ocupen los lugares 114 y 117 de 137 países en cuanto a calidad de educación primaria y educación en ciencias y matemáticas respectivamente, de acuerdo al Foro Económico Mundial.”
Como era esperable, la propuesta de brindar autonomía universitaria a IES particulares fue vista con extrañeza por propios y extraños. Probablemente por ello no fue incorporada a la plataforma “Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024” que registró Morena ante el INE en 2018. La plataforma incluye un solo planteamiento en materia de educación superior: “Preferimos que los jóvenes sean becarios a que sean sicarios. Por ello, habrá acceso a escuelas universitarias públicas y privadas para todos los estudiantes que aspiren a estudiar y cuenten con certificado de estudios de educación media superior. Se revisará el financiamiento y el gasto del sector educativo para terminar con la corrupción, disminuir el número de directivos y de altos funcionarios públicos que hoy engullen, de manera injustificada, una parte importante del gasto destinado a la enseñanza” (pág. 22).
En la campaña del candidato hubo ocasión para un pronunciamiento más claro sobre temas de educación superior. El 12 de mayo de 2018, en el marco del Encuentro Nacional con Maestros Democráticos organizado por la CNTE en Guelatao, Oaxaca. AMLO afirmó diez compromisos básicos en materia educativa, entre los cuales se incluía el de otorgar becas a estudiantes de escasos recursos inscritos en IES, así como garantizar “el cien por ciento de inscripción a todos los jóvenes que deseen ingresar a las universidades” (AMLO, Boletín de Campaña 057). El 5 de junio del mismo año, en un acto de campaña en la ciudad de Xalapa, Veracruz, el candidato prometió acabar con el examen de admisión de las universidades públicas y brindar gratuidad en ese nivel de estudios (Proceso, 6 de junio 2018).
El 15 de agosto del mismo año, AMLO se presentó al foro de candidatos organizados por la Anuies y afirmó, según la prensa, que mantendría la inversión pública en instituciones de educación superior, con al menos un incremento proporcional a la inflación; que en el nivel superior se entregarán 300 mil becas, para alumnos de escuelas públicas y privadas, y que solicitaría a Esteban Moctezuma, nominado para encabezar la SEP, trabajar con Anuies para un proyecto conjunto de política de educación superior (AMLO, Boletín 010).
El primero de diciembre de 2018, horas después de asumir el mandato presidencial, AMLO pronunció un extenso discurso en el zócalo capitalino. En el mismo expresó un centenar de compromisos para realizar durante su administración. La lista incluye tres que se refieren al ámbito de la educación: trescientos mil jóvenes, en condiciones de pobreza, que ingresen o estén estudiando en universidades, tendrán derecho a una beca de 2,400 pesos mensuales (compromiso 6); en 2019 estarán funcionando 100 universidades públicas con carreras acordes a cada región del país para atender con educación de calidad y sin pago de colegiatura a 64 mil estudiantes de nivel superior (compromiso 7); se establecerán en el artículo tercero de la Constitución el derecho a la educación gratuita en todos los niveles de escolaridad (compromiso 10). Un año después reportó como “cumplidos” los tres compromisos gracias al programa Jóvenes Escribiendo Futuro, las universidades para el bienestar; y la reforma constitucional de 2019.