Enero de 1898. En el número 24 de La Coopération des Idées, publicación mensual fundada tres años antes por Georges Deherme, se publica un texto anónimo, aunque sin duda redactado por el propio Deherme, con el título “La Cooperación de las Ideas para la educación superior y la educación ético-social del pueblo”. En el artículo se informa del próximo inicio de actividades de un establecimiento en que se brindarían lecciones de diversas disciplinas científicas, humanísticas y profesionales a trabajadores.
Se indica, en primer lugar, que la naciente institución trabajará “como su título lo indica, para organizar metódicamente la educación gremial, cooperativa, política, social o, en una palabra, popular”. Luego de reconocer los avances conseguidos en materia educativa por el régimen de la Tercera República, que dio inicio en 1870, se cuestiona el carácter de la educación universitaria prevaleciente; como alternativa se propone “una instrucción superior menos pedante, no seca, más amplia y más viva, que actuará más sobre el alma que sobre la memoria. No haremos eruditos, sino hombres.”
Se informa, asimismo, que la enseñanza comprenderá todas las ramas generales del conocimiento: física, biología, sociología, astronomía, cosmología, geografía, antropología, etnología, fisiología, higiene, siquiatría y sicología, lingüística, lógica, estética, demografía, derecho, economía política, pedagogía, filosofía de la historia, criminología, entre otras. Sobre el método de enseñanza se adelanta que consistirá en lecciones de una hora dividida en tres segmentos de veinte minutos: el primero para la evaluación de las tareas encargadas a los estudiantes la clase anterior, el segundo para la presentación de la lección a cargo del docente y el tercero para preguntas y comentarios. También se informa que el programa estará abierto a todo público (eruditos e ignorantes, pobres y ricos), iniciará el primer día de abril, tendrá una duración trimestral y se impartirá, diariamente, en horario de ocho a diez de la noche. Por último, se avisa que los estudiantes deberán pagar cincuenta centavos al mes y que la programación de las conferencias se difundirá a través de carteles y folletos que indiquen el nombre de los profesores. La iniciativa se concretó, según lo previsto, en un pequeño local en la comuna parisina de Montreuil-sous-Bois, con la asistencia de un grupo de vecinos, casi todos obreros, y la participación de académicos e intelectuales interesados en el proyecto.
En su obra Las universidades populares (1908), Leopoldo Palacios Morini, recoge algunos de los títulos de las conferencias y profesores del año fundacional: Mazel (Historia de la civilización), Marín (El hombre y la raza), Jorge Blondel (El movimiento industrial y social en Alemania), doctor Legrain (El alcoholismo y sus consecuencias sociales), Mauricio Pujo (La educación artística: Rembrandt), Arturo Fontaine (Las cooperativas de producción). También reporta: “La sala se colmó la noche del estreno con cincuenta personas ¨ [posteriormente] el público se rarificaba; tres, cuatro, seis adherentes, y eso de tarde en tarde. Una noche hubo dos oyentes, y el conferenciante, venido desde muy lejos, hizo su lección como siempre. Y así hasta agosto, sin estatutos, pagando quien quería, sin retribuir a nadie: los más devotos fijaban los pasquines, y Deherme barría el local todas las tardes. No obstante, se habían hecho progresos, se habían comprado unas bancas, empezaba una biblioteca, se habían hecho excursiones al Louvre dirigidas por el pintor Séon” (pág. 181).
No obstante el limitado éxito al inicio de la empresa. Deherme, apoyado por los académicos Gabriel Séailles y Charles Gide, insistiría en ello. De nuevo en la revista La Coopération des Idées, en el número de septiembre de 1898 publicó una convocatoria general: Será necesario establecer universidades populares para la educación superior y educación social. Creadas en las grandes ciudades, en medio de los centros obreros, deben, para ser frecuentadas, presentar el doble carácter del círculo y de la escuela. Deberán incluir salas de reuniones nocturnas con los anexos necesarios, baños-duchas, esgrima y salas de gimnasia; luego la universidad popular propiamente dicha con sus bibliotecas, laboratorios, museos, salas de conferencias, etc. La universidad popular incluirá así la universidad propiamente dicha, el club y una federación de las grandes sociedades educativas. Para realizar este proyecto, parecería muy práctico crear una sociedad civil.”
En marzo de 1898, fue creada la Sociedad de las Universidades Populares, constituida por Gabriel Séailles (presidente), Henri Michel (vicepresidente) y Georges Deherme (secretario), incluyendo en el consejo a Charles Gide, Paul Desjardins, Charles Wagner, Anatole France, Ferdinand Buisson y Edmond Petit. La asociación se encargó de la recaudación de fondos, la difusión del proyecto general, así como de convocar a académicos e intelectuales para apoyar la docencia en la red de instituciones que se articularía. A tal grado inspiró la idea a diversas organizaciones (civiles, sindicales, políticas y religiosas), que según los datos sistematizados por Olivier Sigaut y Christophe Premat, al finalizar el siglo XIX se habían inaugurado aproximadamente 150 de este tipo de instituciones: 48 en París, 48 en las localidades cercanas y 48 más en el interior de Francia (La diffusion des universités populaires en France 1898-1914).
Aunque las universidades populares francesas tenían rasgos comunes, entre los que destaca la independencia del sistema educativo formal y de los fondos públicos destinados al sector, era inevitable que la diversificación de enfoques, por ejemplo entre las instituciones dedicadas a la formación intelectual e ideológica de cuadros sindicales o políticos y aquellas concentradas en la difusión cultural. No todas lograrían sobrevivir más allá del impulso inicial, ni la totalidad conseguiría el sustento económico mínimo indispensable. Con todo, el modelo francés de universidad popular traspasaría fronteras inspirando proyectos semejantes en varios países europeos, así como en el diseño de instituciones afines en países de América Latina.