Los periodos presidenciales de José López Portillo (1976-1982) y Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) se caracterizaron por una fuerte inestabilidad de las finanzas públicas, por el diseño e implementación de soluciones para la administración de crisis, así como por intentos de mejorar la eficiencia de la administración pública a través de instrumentos de planeación y de ajustes en la distribución del gasto público.
En el sexenio de López Portillo se aprobó el Programa Nacional de Ciencia y Tecnología 1978-1982, formulado por el Conacyt e inscrito en el Plan Global de Desarrollo 1980-1982. El Conacyt de entonces fue encabezado por Edmundo Flores, quien permaneció al frente del organismo durante todo el sexenio. En el Programa Nacional se indica la importancia de expandir el esquema de formación de recursos humanos a través del programa de becas del Conacyt, incluyendo en el mismo la opción de capacitación técnica enfocada al desarrollo de tecnología, así como incrementar el intercambio internacional. También se reformulan las áreas prioritarias para el financiamiento de proyectos, se enuncian las siguientes: investigación básica, agropecuaria y forestal, pesca, nutrición y salud, energéticos, industria, construcción y comunicación, desarrollo social y administración pública. Las convocatorias respectivas deberían inscribirse en ese conjunto de áreas prioritarias.
También se mantuvo la política de crear nuevos centros de investigación en las entidades federativas. Fueron los siguientes: Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), 1979; El Colegio de Michoacán (COLMICH), 1979 en Zamora, Michoacán; Centro de Investigaciones en Óptica (CIO), 1980 en Guanajuato; Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT), 1980 en Guanajuato; Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), 1981 en Hermosillo; e Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (MORA), 1981 en el Distrito Federal. Además se fundó la empresa Mexicana de Tecnología, S.A. de C.V. para promover y comercializar patentes tecnológicas.
En el periodo de De la Madrid fue publicado el Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico 1984-1988 (agosto de 1984), se decretó el Sistema Nacional de Investigadores (julio de 1984) y la Ley para coordinar y promover el desarrollo científico y tecnológico (enero 1985). Fue designado al frente del Conacyt Héctor Mayagoitia Domínguez quien, como su antecesor, permaneció en el cargo todo el sexenio.
El PNDTC 84-88 mantuvo continuidad con la política del sexenio previo, aunque reordenó los programas prioritarios en materia de CyT. Al respecto, se formularon los siguientes de investigación: sobre la naturaleza y sociedad nacionales, sobre nutrición y salud, y sobre uso de recursos naturales renovables y no renovables. En materia tecnológica: desarrollo de la agroindustria y de las ramas de electrónica, químico-farmacéutica, petroquímica, metal mecánica y construcción. La investigación básica, asimismo objeto de prioridad, fue clasificada como “investigación de excelencia en otros temas”.
En el rubro de gobernanza el PNDTC 84-88 distinguió cuatro niveles de responsabilidad: nivel coordinador (SPP y Conacyt); nivel sectorial (secretarías de Estado competentes); nivel de ejecución (IES, centros de investigación y empresas tecnológicas), y nivel de usuarios directos. Además, tres vertientes para la ejecución de la política de CyT: vertiente de coordinación, entre la federación y los estados; vertiente de concertación, entre los sectores público y privado. y vertiente de inducción: fomento a las actividades de CyT.
El 26 de julio de 1984 se publicó en el DOF el acuerdo presidencial que establecía el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). La norma fundacional precisaba los objetivos del sistema centrados, básicamente, en el propósito de estimular y recompensar tareas de investigación científica en instituciones públicas. Se indicaba también la composición y funciones de sus órganos de gobierno y de operación: En primer lugar, el Consejo Directivo, integrado por el secretario de Educación Pública como presidente, el director general del Conacyt como vicepresidente y tres vocales, académicos designados por el presidente de dicho Consejo. En segundo lugar, el Secretariado Técnico, compuesto por los subsecretarios de Planeación, de Educación Superior Tecnológica y de Educación Superior e Investigación Científica de la SEP, así como por el secretario general del Conacyt y por un representante de la Academia de la Investigación Científica (AIC). En tercer lugar, las Comisiones Dictaminadoras de las áreas de ciencias físico-matemáticas e ingeniería; ciencias biológicas, biomédicas, agropecuarias y químicas, y ciencias sociales y humanidades. Los integrantes de estas comisiones (nueve por cada área) serían seleccionados por el Consejo Directivo, cuatro de ellos a propuesta de la AIC. Los primeros integrantes de las mismas, nombrados por cuatro años, recibirían el singular beneficio de ser adscritos al máximo nivel del SNI.
Como se puede advertir, en su origen, la SEP era la instancia preponderante en el gobierno del SNI, función que tiempo después sería concentrada en el Conacyt. También es de interés la importante presencia de la AIC tanto en el enfoque como en la gestión del sistema. Las primeras generaciones de miembros del SNI fueron integradas, en 1984 por mil 396 académicos, en 1985 por 2 mil 262 y en 1985 por 3 mil 12.
La expedición de la Ley para coordinar y promover el desarrollo científico y tecnológico fue un primer intento de regular, con fuerza legal, el sistema nacional de ciencia y tecnología. La comentaremos en la próxima entrega de esta serie.