El pasado 8 de julio se oficializó la adquisición de la Universidad Tecnológica de México (Unitec) por parte del grupo transnacional Laureate Education Inc. En boletín de prensa de esa fecha, el corporativo anunció que, a través de esa inversión, se agregan a su lista de universidades tanto la institución mexicana como la Universidad Latina de Costa Rica, pues esa universidad privada fue adquirida por la Unitec en 2005.
Gracias al informe público de la Comisión Federal de Competencia (CFC), organismo gubernamental que autorizó la solicitud remitida por Laureate en el sentido de autorizar la concentración entre Laureate Education Mexico S de RL de CV y la Universidad Tecnológica de México SC, nos enteramos de la amplitud de la operación. Se indica en el oficio SE-10-096-2008-346, correspondiente al expediente CNT-002-2008, fechado 29 de mayo de 2008, que Laureate adquirió la totalidad de las acciones y/o partes sociales representativas del capital social de las sociedades mexicanas: Grupo Empresarial Guepell SA de CV, Unitec y Consorcio Proeducación SA de CV, además de las sociedades costarricences Universidad Latina SA, Lusitania SA, y Universidad Americana SA.
Ni el boletín de Laureate ni el oficio de la CFC dan indicio del monto de la operación, pero se especula que ésta puedo alcanzar hasta un monto de 250 millones de dólares americanos en virtud de una estimación sobre el valor de las sociedades adquiridas. La compra de Unitec por Laureate se viene a sumar a las adquisiciones universitarias que el corporativo ha realizado en México: la Universidad del Valle de México (UVM), que suma en la actualidad 32 campus en el DF y varios estados, la Universidad Pro Desarrollo de México, con sede en Iztapalapa, y la Universidad del Desarrollo Profesional (Unidep), que cuenta también con 32 unidades, principalmente en la región noroeste de México. Estas IES concentran una matrícula de bachillerato, técnico superior universitario, licenciatura y posgrado cercana a 90 mil estudiantes.
Con el agregado de la Unitec, con más de 40 mil alumnos, la concentración de matrícula privada mexicana en escuelas propiedad de Laureate se acerca a 130 mil alumnos, lo que significa, para comenzar, la principal cuota de mercado en el sector de las IES particulares. Lejos ya de su inmediato competidor: el Tec de Monterrey.
En opinión de la CFC la concentración institucional en manos de Laureate no pone en riesgo las condiciones de competencia en el mercado. Con argumentos dignos de mejor causa, el organismo oficial concluye que se preserva el principio de competencia entre, por ejemplo, la UVM y la Unitec dado que cada uno de los mercados en los que Laureate y Guepell coinciden constituye un mercado en sí mismo, cuya dimensión geográfica es eminentemente local. O sea, que se debe evaluar por separado si Unitec y UVM compiten o no en cada una de las ciudades en que ambas instituciones están presentes: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Al proceder a esa evaluación, la CFC aprecia que la oferta de programas de estudios es diferente y que las colegiaturas también son distintas (Unitec es más cara). A la luz de tales diferencias, que la CFC se apresura en calificar como marcados contrastes, al aludir a los programas de ambas instituciones, o diferencias considerables, en referencia al costo de los estudios, dictamina que la operación notificada no tendría efectos adversos sobre la competencia.
Vamos a otro asunto. El pasado 5 de agosto, otro grupo transnacional, esta vez el corporativo Apollo Global Inc., subsidiaria de reciente creación de la empresa Apollo Group Inc., que constituye la principal institución eductiva dentro del conjunto de las universidades estadunidenses con fines de lucro (for-profit), anunció la adquisición de 65 por ciento de la Universidad Latinoamericana S.C. (ULA). La ULA cuenta con cuatro campus (dos en el DF, uno en Tlanepantla y uno más en Cuernavaca) y una matrícula de más de 10 mil estudiantes. En 2005 la ULA fue adquirida por otra transnacional, el grupo financiero Carlyle, a través de su subsidiaria en México, entonces encabezada por Luis Téllez Kuenzler, actualmente secretario de Comunicaciones y Transportes.
Para financiar las operaciones de la subsidiaria Apollo Global, el consorcio principal estableció en octubre de 2007 una alianza estratégica con Carlyle. La base económica de la misma consistió en un fondo por mil millones de dólares (un billón de dólares) de los cuales Apollo aportó 80 por ciento. A partir de entonces, Apollo Global ha emprendido la adquisición de IES en países de América Latina: en febrero de 2008 se anunció la compra de la Universidad de Artes y Ciencias y Comunicación (Chile), en agosto la ULA de México y están en prospecto otras universidades.
Dejo para otra ocasión el tema que ya hemos tratado en esta columna sobre la inversión extranjera directa en el sector de educación superior privada referido al subsidio público que reciben las transnacionales por la vía de la excención de impuestos. Me interesa más bien relacionarlo con la iniciativa de voucher que continúa circulando como propuesta para enfrentar las limitaciones de cupo en las universidades privadas. La cuestión es simple, ¿en caso de aprobarse el voucher serían beneficiarios de este subsidio los estudiantes que quieran inscribirse en universidades que son propiedad de grupos transnacionales? Tome en cuenta el lector que estamos hablando, a estas alturas, de casi 20 por ciento del mercado potencial.
Entonces, ¿se buscaría evitar que las transnacionales se beneficiaran del instrumento? Adelantémonos: no se puede por dos razones. La primera, porque implicaría un trato discriminatorio hacia los estudiantes que desean inscribirse en universidades como UVM o Unitec. La segunda, de mayor peso legal, se agrediría el trato nacional para inversiones extranjeras autorizadas suscrito por México en el TLCAN y ratificado en el marco del Acuerdo General de Comercio en Servicios (GATS). O sea, el tiro por la culata.