La situación que actualmente vivimos en Morelos, exige a los morelenses que nos preciamos de ser ciudadanos y de participar como tales en la vida del estado, mantenernos alertas sobre lo que dicen y actúan nuestros representantes públicos. Especial atención nos merecen las palabras que continuamente expresa el señor gobernador en los medios de comunicación, con el fin de transmitirnos confianza y seguridad de que, él ha sido un buen gobernante, a pesar de que hoy el Estado se encuentre inmerso en una grave crisis política, por la cual, por cierto, no ha asumido responsabilidad ni nos ha pedido las disculpas que nos debe.
En los últimos días hemos escuchado los reiterados mensajes en radio y televisión en los que Sergio Estrada asegura que Morelos es “ejemplo”. Menciona que, durante su gestión como gobernador, la entidad ha avanzado en una serie de aspectos de índole socio-económico y que agradece el poyo que, según dice, le han expresado muchos y muchas morelenses. No es que dudemos, a priori, de la veracidad de lo que dice Estrada sino que la experiencia cotidiana y el sentir de los que habitamos en Morelos apuntan en sentido contrario. Día a día los morelenses tenemos mayores evidencias del incremento de la pobreza, de la injusticia social, de la violencia que imperan en la entidad y del descontento ampliamente generalizado ante el actual gobierno. Tan es así que, de acuerdo con algunos estudios recientes que hemos realizado, la auto-representación social más frecuente en la entidad, tanto la de los jóvenes como la de los adultos, es la del deterioro, en cuanto a calidad de vida, ambiente, vida social, cultura, oportunidades de empleo, condiciones de rentabilidad, etc. En este contexto las palabras del gobernador, refiriendo a Morelos como un “ejemplo”, llevan a los ciudadanos morelenses a preguntarnos de que ejemplaridad se trata. Si se refiere a ser ejemplo de “cambio” en el sentido del deterioro, no cabe duda que Morelos lo esta siendo.
El “cambio” en cuanto a deterioro de la imagen de Morelos es notoriamente patente a nivel internacional. Por años, nuestra entidad gozó de prestigio en cuanto a lugar bello y agradable en donde las condiciones naturales, sociales y culturales configuraban un espacio que ofrecía las condiciones óptimas para vivir tranquilo y lograr el desarrollo de una vida intelectual. Personajes de primera importancia mundial escogieron la entidad para vivir y, durante su estancia, produjeron reflexiones e ideas que fundaron escuelas de pensamiento y contribuciones filosóficas fundamentales, tales fueron os casos de Eric Fromm e Ivan Illich, entre otros. En la actualidad, la oferta de tranquilidad y calidad de vida en Morelos se esta desvaneciendo y, en cambio, lo que de la entidad se oye ene l mundo es el golpear trágico de la desigualdad socioeconómica, el autoritarismo y la injusticia gubernamentales. La voz más fuerte en este sentido la llevan los muchos jóvenes morelenses que hoy trabajan en Estados Unidos por no encontrar condiciones para hacerlo en la entidad. De hecho, actualmente Morelos se ubica entre las primeras entidades que envían a sus jóvenes al país vecino del norte, convirtiéndolos en voceros de la ineficacia institucional de nuestra entidad y del país. ¿Será que es esta la situación ejemplar a la que hacer referencia las palabras que continuamente nos repite por radio y televisión el señor gobernador?
ESCASEZ DE OPORTUNIDADES PARA ESTUDIAR POSGRADOS
Con todo, puede decirse que todavía en Morelos “abundan” los recursos humanos de alto nivel. Esta aseveración es repetida de manera muy frecuente en los discursos gubernamentales y, hasta la fecha, conserva una validez relativa. Sin embargo, para los que nos dedicamos a la docencia y a la investigación y habitamos los ámbitos de la academia en el estado, cada día se nos hace más patente que son escasos los jóvenes que tienen la oportunidad o que quieren cursar estudios de maestría y doctorado en la entidad. Es evidente que la ventaja competitiva de Morelos se está extinguiendo y que se puede constatar ya que los académicos en el estado estamos envejeciendo sin que existan programas, apoyos e infraestructura en la entidad suficientes para la formación de nuevos cuadros. Lo anterior se confirma con los datos del Censo del 2000 que permiten observar que a nivel nacional 51 por ciento de la población que contaba con estudios de maestría y doctorado era menor de 40 años. En contraste, en la entidad el indicador correspondiente fue de 44 por ciento. Aquí, surge una vez más la pregunta: ¿qué tipo de ejemplo es el que da Morelos a la nación y al mundo? Para dar elementos de respuesta a esta pregunta es pertinente recordar que la razón que explica que en Morelos haya todavía una cantidad relativamente grande de recursos humanos de alto nivel no se relaciona con aciertos de política científica y de educación superior del gobierno “del cambio”. En realidad, la causa que explica que en la entidad haya un número relativamente alto de maestros y doctores deviene de las políticas de descentralización de la ciencia y la tecnología, que datan de los años ochentas y noventas, que permitieron que Morelos, debido a su cercanía con el Distrito Federal y a los imaginarios de buena vida, recibiera inmigraciones de académicos de centros y universidades de la capital.
Los indicadores educativos del ciclo 2002-2003, publicados por el INEGI, dan cuenta de la pérdida de posicionamiento que, en el corto plazo, puede esperarse que sufra la entidad en materia de recursos humanos de alto nivel. La tasa de absorción de población en el nivel de la educación superior, para ese periodo, fue significativamente menor en Morelos que en el resto del país y, en este rubro, para el mismo período referido, la entidad ocupó el 23avo lugar en el contexto nacional. La tasa de absorción en el nivel superior fue de 72.5 por ciento, mientras que el promedio nacional fue de 86.1 por ciento. Entonces, ¿por qué los mensajes de Estrada Cajigal suelen insistir en que Morelos ha tenido importantes avances en el terreno educativo?
Los mensajes del gobernador a los morelenses aluden al número de escuelas construidas y al incremento en la atención de la demanda. Lamentablemente, los ciudadanos ya no podernos considerar estos hechos, por sí solos, como evidencias de cambios que anuncian avances. Tenemos que recordar que, de siempre, los funcionarios –antes los priístas- ensalzaron la cantidad de escuelas que se construían durante su administración, así como el incremento en la cobertura y matrícula escolar que se registraba. La historia y las experiencias propias nos han mostrado que este tipo de discurso y de acciones nunca han sido suficientes, ni mucho menos adecuados, para que en Morelos se reduzcan la injusticia y la iniquidad. Por el contrario, el resultado siempre ha sido el retroceso educativo, la persistencia de la marginación y el incremento de la exclusión. De hecho, en Morelos según indicadores del propio IEBEM, para el ciclo 2002-2003 la tasa de deserción en educación primaria fue de 0.96 y para el ciclo 2003-2004 paso a 1.03. En el caso de la secundaria, en el primer ciclo el indicador fue de 4.05 y para 2003-2004 de 4.76. ¿Es este el cambio que indica una tendencia ejemplar?
LA DEMANDA ESCOLAR EN PRIMARIA Y SECUNDARIA
Es buena la ocasión para pedir aclaraciones sobre la información que nos dan nuestros gobernantes e instituciones. En el documento “Evidencias del cambio”, presentado para acompañar el tercer informe de gobierno de Sergio Estrada, se presentan datos sobre el comportamiento de la atención de la demanda escolar en educación primaria y secundaria. Debido a que en el documento no aparecen citas a fuentes de información que permitan sustentar los cálculos y resultados que se entregan, “las evidencias de cambio” no parecen confiables ya que, cuando menos, los índices de atención que se manejan para el año 2000 y para el año 2003, respectivamente, parecen provenir de fuentes que no resultan comparables entre sí. Estando las cosas como están en el estado, es evidente que los ciudadanos, y particularmente los que nos dedicamos al estudio de la sociedad morelense, pidamos información clara y precisa que nos permita evaluar la acción de nuestros gobernantes. Requerimos que las cuentas que nos deben y rinden sean confiables, de otra manera no podremos dar crédito a lo que nos dicen y convencernos de su buena actuación en el gobierno.
Ante la situación actual que se vive en nuestro estado los y las morelenses nos negamos a ser tomados como ejemplo de deterioro social, corrupción pública e irresponsabilidad ciudadana. Nuestra conciencia y memora histórica, así como la confianza en la actuación ciudadana como forma legitima del cambio, nos obligan a recordar que, hasta hora, el ejemplo que Morelos ha dado al país lo refiere como entidad política que ha levantado su voz y su fuerza contra la injusticia y la corrupción de gobernantes. Que quede claro: el ejemplo que queremos dar los morelenses es el que esta consignado en nuestra historia. Los morelenses queremos ser ejemplo de responsabilidad y participación ciudadana. Por eso pedir cuentas a nuestros gobernantes para nosotros, además de ejemplo es un compromiso.