Ya hace más de dos semanas que el tema de moda en los noticiarios mexicanos ha sido la tragedia ocurrida en la discoteca capitalina News Divine, donde en un operativo policiaco mal planeado y represivo perdieron la vida 9 jóvenes y 3 miembros de la policía. A la fecha, casi todo mundo en México conoce el caso y es cuantiosa la información, de todo tipo, que existe al respecto; opiniones van y opiniones vienen.
Como siempre, las tragedias sacan a la luz muchas cosas. Una de las que ahora ha quedado clara es que en la Ciudad de México los cuerpos policíacos no cuentan con la capacitación necesaria ni la coordinación mínima entre ellos; tampoco tienen los valores requeridos para tratar con respeto a los ciudadanos y mucho menos a los jóvenes. Otra cosa manifiesta es que el interés empresarial en el país suele estar vinculado no sólo con ganar dinero sino con el lucro a través de "cosas chuecas" o incluso de la necesidad humana. Así mismo, una vez más, se ha tornado claro que nuestros gobernantes, independientemente del partido al que estén adscritos, son corruptos, negligentes e ineficaces, entre otras muchas cosas. Y en cuanto a los jóvenes lo más notable es que le temen a la policía y que el pavor que sienten los lleva actuar bajo la consigna ¡sálvese el que pueda!
Hoy, el encuentro entre jóvenes y policías es bastante común, y por supuesto no sólo en los antros. Desde siempre, pero notablemente a partir de que el presidente Calderón declaró que la política de seguridad en México debe ser agresiva, los enfrentamientos entre policía y juventud son frecuentes ya que es una decisión "combatir al enemigo", y particularmente a los narcotraficantes. Lamentablemente, los jóvenes quedaron ubicados bajo estas identidades; de no ser así, ¿cuál es la justificación de llevar a cabo redadas en los antros? Comprendámoslo lo sucedido en el News Divine es un evento que forma parte de "la estrategia de seguridad nacional" cuyo principal parámetro es "el combate" y, por lo tanto, se antepone la agresión a la prevención y se cometen actos violentos, tan solo por sospecha.
Por supuesto, cabe llamar la atención acerca de la imagen de sospechosos que la sociedad mexicana tiene de los y las jóvenes, sobre todo si son pobres. Desde esta percepción es que se excusa a los policías, e incluso se les incita, a disciplinarlos, no importa que con esto se les vaya la vida (a ambos). Así, las redadas en los antros han quedado inscritas en las estrategias de "combate", lo que no se entiende bien es qué es lo que se quiere combatir en los antros ¿el consumo de alcohol y de drogas? No, no se puede ser inocente y contestar afirmativamente a esta pregunta. Para nadie es un secreto que el gobierno mexicano y demás grupos hegemónicos han estado de acuerdo en entregar a México al mercado y que, hoy la figura del consumidor es la que impera como propuesta humana.
Analicemos las cosas: en la sociedad del consumo, la asistencia a un antro constituye un "rito de paso"; su significado se asocia con el paso de la adolescencia hacia la juventud. La posibilidad de entrar a los antros otorga el reconocimiento social requerido para ser un digno representante de la sociedad del consumo y, por ser la actual sociedad también una sociedad "del riesgo", además de tener con qué pagar, los individuos deben estar dispuestos a correr riesgos y a enfrentarse a ellos, así tal y como sucede en los antros. Entonces, ¿será que los operativos policíacos y la posibilidad de ser víctima de la brutalidad de sus actos forman parte de un "sistema pedagógico" que ya se ha implantado en México para que los jóvenes se integren cabalmente en la sociedad del consumo y del riesgo?
La pregunta anterior resulta muy sugerente y que sus respuestas debieran ser reflexionadas. Lo que parece es que las sociedades contemporáneas proponen que los antros sean los encargados de hacer lo que en el siglo XVII fue el encargo de la escuela: marcar los tiempos de tránsito de la infancia hacia la juventud, y luego hacia la edad adulta. En fin, lo cierto es que las estructuras tradicionales encargadas de marcar el tránsito de la vida familiar hacia la vida pública ya no operan y los ritos de paso que ofrecían la iglesia y la escuela hoy carecen de sentido en la sociedad de consumo. Los antros han tomado ya este papel y "los dueños" y "los cadeneros" están siendo los encargados de certificar estos tránsitos, suplantando con ello a sacerdotes y maestros. Sin duda, los policías y sus operativos forman parte de esta escena en la que el poder del dinero y las influencias han suplantado legítimamente a las oraciones, al estudio y al trabajo como estrategias necesarias para llegar a ser alguien. Ya hemos despejado, entonces, la causa de los operativos policíacos en los antros: el impulso a la actual política en relación con los temas de seguridad en México; la policía es simplemente uno de los elementos encargados de sembrar el miedo.
Lo que pasó en la discoteca News Divine el pasado 20 de junio no deja lugar a dudas: la política de seguridad que se ha implantado en el país tiene efectos perversos, nocivos, para nuestro país y principalmente para los y las jóvenes. Ciertamente los culpables deben ser castigados, pero debe tomarse en cuenta que la principal culpable es esta política. Ahora la pregunta es: ¿estamos dispuestos a seguir permitiendo que se siga imponiendo en México?