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María Herlinda Suárez Zozaya

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12 de agosto: Día Internacional de la Juventud

Suárez Zozaya, M.H. (agosto 14, 2008). 12 de agosto: Día Internacional de la Juventud. Suplemento Campus Milenio. Núm. 284. pp. 2008-08-14

En 1995, la ONU decidió implantar un Programa de Acción en Pro de la Juventud para atender "la necesidad de apoyar procesos de adaptación de la juventud mundial a la creciente globalización del planeta". A raíz de la creación de este programa se organizó el Foro Mundial de la Juventud y, en su primera reunión, se propuso la creación del Día Internacional de la Juventud. En 1999, la Asamblea General de la ONU declaró que la fecha sería: 12 de agosto. Desde entonces, alrededor de este día, año tras año, organizaciones e instituciones en varios países, incluido México, llevan a cabo eventos para celebrarlo.

Generalmente, en los eventos sobre juventud se oye y se acepta que la juventud es una producción social que no puede ser reducida a una etapa natural del ciclo biológico de las personas. Cabe entonces preguntar: ¿cómo y quiénes están produciendo hoy esa juventud la cual, desde el punto de vista de la ONU, debe responder a las necesidades de un mundo globalizado? ¿Qué juventud es ésa, cuáles son sus características y cómo se expresa en México?

Si se considera que el programa de la ONU representa la instalación explícita de un nuevo proceso social encargado de producir la juventud que necesita la globalización nos damos cuenta que los "juvenólogos" y sus palabras, aunque no tanto como quisieran, han tenido poder de producción. Así, de tanto que lo han repetido, la juventud de hoy está dejando de ser entendida en singular pues de cara a las exigencias de la globalización, de una cultura massmediática y de un mercado de trabajo flexibilizado ya se comprende que el término juventud es plural; ya casi para nadie es un secreto que entre los jóvenes del mundo hay grandes diferencias y desigualdades.

Pero, el reconocimiento de la pluralidad de la juventud debe ser tomado con cuidado cuando de lo que se trata es de producir una nueva juventud, ¿cómo evitar que el reconocimiento de la diversidad cultural sea usado como legitimación de la producción de desigualdad social en contra de los jóvenes de grupos sociales que, de siempre, han sido desfavorecidos y hasta excluidos? Porque es innegable: hoy la producción de todas las relaciones sociales está siendo conducida por el mercado y, por ello, en el núcleo de la lógica de producción social se encuentra el estímulo de la desigualdad; sin ella no puede instalarse la competencia que es imprescindible para el desarrollo y mantenimiento del sistema capitalista en su fase global. Lo que aparece entonces es que los jóvenes que necesita la globalización deben competir unos con otros y que la sociedad les otorgará valía según sea su capacidad de generar ingresos y lograr éxitos en el mercado.

Así, el actual proceso de producción social de juventud está institucionalizando la desigualdad y la exclusión entre los jóvenes. Para ello, se está tratando de configurar una ética del egoísmo, la ruptura del vínculo social y de la responsabilidad colectiva; lamentablemente la educación y sus instituciones están siendo los principales mecanismos para lograrlo y, por ello, se está buscando que los jóvenes se eduquen movidos por la necesidad personal y la desvalorización del sentido social de la educación y su carácter público. Se promueve la participación privada y se argumenta que así se reafirma el derecho de los jóvenes de elegir el centro escolar y los currículos, confundiendo los derechos ciudadanos con los del consumidor.

En fin, este proceso de producción social de la juventud requerida por la globalización ya está instalado en México y es claro que el Estado está de acuerdo con sus principios pues utiliza masivamente los fondos públicos para apoyarlo. Es urgente, por ello, que hagamos oír las voces disidentes. Los que creemos que los jóvenes de hoy merecen vivir en una sociedad solidaria, justa y democrática y que la educación es un proyecto humanista y social, y no meramente económico, no podemos quedarnos con los brazos cruzados viendo impávidamente lo que está pasando. La UNAM lo ha entendido así y por ello recientemente creó en su seno el Seminario de Investigación en Juventud (SIJ). Desde este espacio académico, investigadores, profesores, funcionarios, promotores, ciudadanos y, por supuesto, todos los jóvenes estamos invitados a enfrentar el desafío de participar en el proceso de construcción social de una juventud diversa y comprometida con un proceso emancipatorio que impida que a los y las jóvenes, particularmente a los y las mexicano(a)s, los opriman las imposiciones del nuevo capitalismo. Por eso, en el SIJ, este 12 de agosto, celebramos a la juventud y también la posibilidad que ha abierto la UNAM para participar reflexiva e institucionalmente en la disputa por su construcción.




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