Hoy, la movilidad de personas que buscan asistir a universidades de diferentes partes del mundo constituye una de las tendencias culturales de mayor alcance.
La cultura académica de la movilidad internacional representa un fenómeno de creciente importancia en el marco de la llamada sociedad del conocimiento. En este marco, establecer relaciones "a distancia" no resulta suficiente para desarrollar las redes de conexión e intercambio de ideas, experiencias y aprendizajes necesarios para que las personas, las instituciones y empresas, así como los países y las regiones, se sitúen y actúen en el mundo globalizado. Efectivamente, además de ampliar la infraestructura tecnológica y apoyar las redes electrónicas que hacen posible y facilitan los intercambios académicos a distancia, en la actualidad hay que promover encuentros presenciales. En particular, es de primera importancia que los académicos y los estudiantes hagan estancias en universidades extranjeras como también lo es que los extranjeros vengan; la llamada "internacionalización de la universidad" exige flujos tanto de salida como de entrada.
Desde hace ya un buen tiempo, y recientemente esto se ha intensificado, universidades y gobiernos de los países ricos convergen en el objetivo de reclutar estudiantes y académicos extranjeros, a través de distintos mecanismos y con diferentes propósitos. Y es que además de ganancias económicas, el efecto de la movilidad académica es la integración, desarrollo, proyección y conjugación de la cultura "de Uno" en el mundo. Además, el volumen de la demanda extranjera de servicios de formación e investigación que reciben las instituciones de educación superior constituye un indicador excelente para conocer la valoración que el mundo hace del capital cultural y científico que hay y se moviliza en ellas y en el país en donde se ubican.
Debido a la visibilidad y prestigio que le ha traído a la UNAM posicionarse en los rankings como la mejor universidad de habla hispana, hoy parece lógico esperar y promover que se incremente la demanda de conexiones académicas con esta universidad por parte de españoles y latinoamericanos. Pero, como la política de migración internacional de México se está traduciendo en obstáculos para los ciudadanos de varios países de Centro, Sudamérica y el Caribe, en cuanto a la posibilidad de obtener visas, será difícil que las demandas se traduzcan en verdaderas conexiones. La experiencia vivida durante el evento organizado por el Seminario de Investigación en Juventud (SIJ/UNAM), que se llevó la semana pasada en Guadalajara, así lo atestigua. Fue comentado que dos jóvenes colombianos no pudieron asistir porque, aun cumpliendo con los requisitos pedidos por la embajada, no consiguieron el sello consular; lo mismo sucedió a algunos brasileños y salvadoreños. Por su parte, asistentes cubanos mencionaron que para ellos obtener la visa implicó hacer un sinnúmero de trámites y recibir malos tratos.
Estando así las cosas, resulta urgente que la UNAM, otras universidades públicas, Conacyt y la ANUIES, así como el grupo parlamentario que alberga a las comisiones de Educación Pública y Servicios Educativos y de Ciencia y Tecnología, no permanezcan pasivos ante una política migratoria que está haciendo sentir a muchos latinoamericanos que el país no les da la bienvenida. La agilización de los trámites de visado debe sumarse a los puntos de la política pública que en esta materia hay que revisar. La política migratoria del país tiene que facilitar la obtención de visas especiales, para estudiar y realizar estancias académicas largas, pero también para entrar como turista, porque hoy el conocimiento y la información son de interés de académicos y también de personas que quieren asistir a cursos y eventos de duración relativamente corta.
En los campos de las ciencias sociales y de las humanidades el pensamiento reflexivo es abundante. Lo que ahora flota en el aire es la idea de que México ha desligado su identidad y solidaridad de la región latinoamericana. Al respecto hay muchas sospechas y preguntas que deben ser atendidas. Y, es que siendo Latinoamérica la región hispanohablante que más académicos y jóvenes con educación superior tiene en el mundo, no resulta lógico que el país que cuenta con la mejor universidad de habla hispana cierre sus puertas precisamente a los latinoamericanos. Al respecto se comentó que aunque el escudo de la UNAM da cuenta de aspiraciones de integración regional, lo que salta a la vista es que, aunque en discursos internacionales recientes el presidente mexicano haya dicho otra cosa, el gobierno del país no adscribe, sinceramente, estas aspiraciones. ¿Será cierto?