En México, la vinculación entre los ámbitos académico y gubernamental es espinosa. Lo es porque las lógicas y éticas que guían las formas de mirar y abordar las cosas suelen ser contrapuestas, sobre todo en lo que respecta a la producción y utilización del conocimiento contextualizado en la evolución de la problemática social local y nacional. En la academia, los procesos de producción de conocimiento se encuentran regidos por el cumplimiento de la tarea crítica, el debate y el diálogo y, en cambio, los gobiernos, suelen repeler la crítica y demandar sólo aquel conocimiento que les resulta útil para mantener el poder y el consenso. Pero, en materia de políticas públicas la academia y el gobierno tienen, por fuerza, que encontrarse, porque el conocimiento tiene que constituir un elemento esencial de los planes y proyectos gubernamentales y de las intervenciones que se articulen a ellos.
Desde hace cerca de once años, en México, ha operado un fecundo modelo de políticas públicas de juventud basado en la integración y operación de una Red de investigadores especializados en el tema. En torno a esta nueva institucionalidad, articulados en torno a una dependencia del gobierno (Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ)), se reunían académicos de gran prestigio, adscritos a diversas instituciones académicas y a organizaciones de la sociedad civil, nacionales y extranjeras, a fin de avanzar, sistematizar, y socializar el conocimiento de juventud, así como de nutrir los procesos de toma de decisiones. En ámbitos nacionales e internacionales se ha reconocido la pertinencia de esta experiencia, basada en un enfoque moderno de gestión institucional que no sacrifica el objetivo público de fortalecer el papel del conocimiento y la información en los procesos de toma de decisiones, frente al objetivo privado de servir a los intereses del gobierno.
Hoy, la investigación desarrollada por los integrantes de la Red representa un referente en los estudios de juventud en Iberoamérica. Carles Feixa, destacado investigador catalán en el tema de las de las culturas juveniles escribió: "De Tijuana a Santiago de Chile, pasando por Barcelona y Lisboa, no hay investigador iberoamericano en juventud que no haya caído en las redes de José Antonio Pérez Islas (comprometiendo artículos, ponencias, informes, o proyectos)". José Antonio Pérez Islas es quien creó, promovió y coordinó la red desde el IMJ.
Una de las primeras acciones de la nueva administración de este instituto fue pedir a Pérez Islas su renuncia. Esto puede no sorprender a nadie, ya que en México los gobiernos entrantes aseguran lealtades removiendo de su equipo a todos aquellos a quienes no pueden pedir incondicionalidad. Lo que aquí merece reflexión y atención es la pérdida de confianza y de posibilidad dialógica que ha provocado este hecho entre el sector académico _como sujeto colectivo_ y el gobierno mexicano y sus funcionarios. Hago alusión aquí a la academia, como sujeto colectivo, porque no me refiero a la relación que se establece a través de consultorías particulares, hoy fomentadas desde el gobierno y recurridas desde la academia.
Entre otras causas: porque los resultados de investigaciones sobre la condición juvenil en México han revelado que en el país la situación es grave; porque es urgente que se emprendan programas y acciones innovativas que incorporen la reflexión crítica de manera permanente; y porque el conocimiento que alimente a las políticas públicas de juventud debe estar indisolublemente ligado a una nueva institucionalidad, que tenga como características ser abierta y plural, los integrantes de la Red Interamericana de Juventud (RIIJ) hemos fortalecido vínculos para tratar de evitar que los jóvenes mexicanos y el conocimiento sobre juventud en México sean negativamente afectados por la acción tomada por la nueva administración del IMJ.
El pasado viernes 23 de febrero, en la UAM-Iztapalapa, académicos, miembros de las organizaciones de la sociedad civil y, sobre todo, varios jóvenes, dimos un merecido reconocimiento a José Antonio Pérez Islas. Seguramente, este evento marca el comienzo de una etapa en el campo de estudios de juventud en México. Probablemente, esta etapa llevará la marca del compromiso que hemos hecho los miembros de la RIIJ con la reflexión pública del conocimiento sobre la condición juvenil, así como con la promoción y vigilancia de la utilización del conocimiento riguroso y sistemático en la toma de decisiones del Estado.